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Pasajes psicoanalíticos
Octavio Chamizopsicología y psicoanálisis
El itinerario que sigue este libro surge a raíz de la clínica del narcisismo, misma que abordaremos en otro momento, pero que ya está presente, en tanto causa, en los pasajes que se abren en y entre los conceptos freudianos que aquí vamos a recorrer. Así, este libro es antes que nada un libro de clínica del narcisismo ya que ésta revela, quizá de manera particular, cómo los conceptos no pueden sostenerse idénticos a sí mismos: la clínica no es un espejo de la teoría. Y es por ello, ahí donde tal identidad conceptual se abre, como se pueden construir pasajes psicoanalíticos entre los restos que producen las secesiones a partir del texto freudiano y sus Otros.
Infancia es destino
Santiago Ramírezpsicología y psicoanálisis
Los ensayos sobre teoría y técnica psicoanalítica que forman este libro llevan el título de Infancia es destino porque parten de uno de los conceptos más acendrados dentro de la práctica como psicoanalista del autor. El troquel temprano, la infancia, imprime su sello a los modelos de comportamiento tardío; en otros términos, praxis es devenir, o la infancia es el destino del hombre. La conducta en forma reiterada, estereotipada y constante, se repite.
Los textos giran alrededor de tres grandes temas: las huellas que deja el universo familiar en las personas; la praxis y la teoría psicoanalíticas, y el impacto que tiene la cultura en el desarrollo psíquico de toda una sociedad; temas que aparecen representados, por ejemplo, en cómo la práctica de la maternidad durante el desarrollo del infante impacta hasta en las conductas que éste tendrá en su devenir adulto. Asimismo, Ramírez explora la historia heredada de la Conquista dentro de la "infancia social" de los mexicanos, el odio/amor hacia lo extranjero que sigue permeando la memoria colectiva de los mexicanos o la importancia que tienen los tratamientos médicos para tener una buena "higiene mental".
Freud y el legado de Moisés
Richard J. Bernsteinfilosofía
Publicado en 1939, durante uno de los periodos más funestos de la historia judía, Moisés y la religión monoteísta, el último, perturbador y complejo libro de Freud, ha sido frecuentemente vilipendiado y eludido, ya que en él se sostiene que Moisés no fue hebreo sino egipcio y que los judíos le dieron muerte en el desierto. Pero según Bernstein, una lectura rigurosa de esta obra indica que Freud intentó precisar en ella el carácter y la contribución distintivos del pueblo judío sobre un fundamento de extremada coherencia. El legado de Moisés, un estricto de monoteísmo ético, representa un progreso en la espiritualidad (un avance intelectual). Este carácter es lo que ha permitido sobrevivir al pueblo judío pese a la persecución y el encono del antisemitismo, y es una herencia con la que Freud se identifica resueltamente. En su análisis de Moisés y la religión monoteísta, libro a menudo mal comprendido, Bernstein demuestra que, al revelar la dinámica inconsciente de una tradición religiosa, Freud enriqueció y profundizó nuestro conocimiento de ella. Richard J. Bernstein es titular de la cátedra de filosofía Vera List en la Graduate Faculty de la New School for Social Research de Nueva York. Entre sus numerosas publicaciones se cuentan Hannah Arendt and the Jewish question (Polity Press, 1996), The new constellation: The ethical-political horizons of modernity/postmodernity (Polity Press, 1991) y Perfiles filosóficos: Ensayos a la manera pragmática (Siglo XXI, 1991).
Para que la bruja no me coma
Dorothy Blochpsicología y psicoanálisis
Este libro convincente y polémico formula una tesis asombrosa: que muchas de las distorsiones y confusiones de la vida adulta tienen sus raíces en el miedo infantil a que nuestros padres nos maten y en la convicción de que nuestras vidas dependen de que ganemos su amor. En Para que la bruja no me coma, Dorothy Bloch se basa en veinticinco años de práctica psicoanalítica. Su libro es a la vez un resumen de su experiencia como terapeuta y una revisión de lo que ha aprendido acerca del funcionamiento interno de la mente humana.
Dorothy Bloch cree que el miedo al infanticidio, que tiene su origen en la vulnerabilidad en nuestra primera infancia, se mezcla más tarde con el pensamiento mágico que nos lleva en la niñez a culparnos por cualquier hecho desgraciado que suceda en nuestro entorno y, por lo tanto, a anticiparnos al castigo. Para sentirse seguro, el niño recurre habitualmente al autoengaño y la fantasía como medidas defensivas. El terror y la rabia son desplazados hacia monstruos y otras criaturas imaginarias, preservando así la creencia (o esperanza) indispensable de que los padres son (o serán) cariñosos.
Desgraciadamente, la fantasía de un yo devaluado que acompaña a la idealización de los padres, por lo general, no se desvanece en la niñez, sino que, desde su escondrijo, en el inconsciente, causa a menudo estragos en la vida de los adultos. Las ramificaciones de este proceso pueden ser complejas y devastadoras, como pone de manifiesto la autora a través de sus conmovedores y dramáticos relatos de encuentros terapéuticos con niños y adultos. Como también demuestra Bloch, el tratamiento psicoanalítico puede ser muy eficaz para resolver los problemas emocionales resultantes.
Las ruinas de la memoria
Ignacio González-Varas Ibáñezteoría
La memoria y la historia, el pasado y los recuerdos, inundan nuestra conciencia individual y colectiva, hasta el punto de hablarse hoy en día de una obsesión memorialista que se impone en paralelo a la inquietud y la desconfianza que suscita el futuro. La conservación y transmisión del patrimonio cultural se ha revelado como una tarea esencial, a veces de índole casi religiosa, para nuestra sociedad, pues el reconocimiento y valoración de este patrimonio debe garantizar, ni más ni menos, que la posibilidad del mantenimiento de nuestra identidad histórica como comunidad humana. En este ensayo nos preguntamos si el auge de los discursos de la memoria y la expansión abarcadora del patrimonio se deben a la consolidación en nuestra época de una nueva conciencia de historicidad asociada a un nuevo orden y sentido del tiempo o todo ello es más bien producto de la nostalgia provocada por la caída de la confianza en las promesas de un futuro que ha dejado de ser ese horizonte brillante para convertirse en amenaza sombría. Pero, en la prolongación de esta duda, también nos asalta el presentimiento de que la celebridad de la memoria incluso quizá pudiera responder a algo más frívolo, a un fenómeno derivado de nuestra sociedad de consumo que todo lo engulle y que llega a atrapar al pasado para capturarlo y convertirlo en un producto más de entretenimiento y marketing en el que originales, copias y réplicas, ruinas auténticas y falsas reconstrucciones, conviven en gozosa indolencia. En Las ruinas de la memoria se trata de afrontar estos interrogantes a través de un recorrido que aborda críticamente las discusiones que en la actualidad suscita la memoria con el intento de trazar una (im)posible teoría del patrimonio cultural.
Eros
Rosaura Martínez Ruizpsicología y psicoanálisis
En Más allá́ del principio del placer, Freud promete introducir en la economía psíquica una tendencia no sujeta al principio del placer, sin embargo, queda incumplida: este principio es soberano. No obstante, siguiendo a Derrida, cuando el principio del placer toma el rostro de la pulsión de muerte, agresión o crueldad, se pueden encontrar y diseñar rodeos que si bien no superan el límite, lo fisuran. Sobre esas grietas de la soberanía del principio del placer, ya sean en el ámbito de lo político o de lo íntimo, trata este libro y son, diría yo, las grietas eróticas. Sin embargo, las fuerzas tanáticas sólo se pueden resistir resistiendo, esto es, dentro de una ontología del gerundio en la que la acción erótica —trabajando en la construcción de vías sublimatorias para la pulsión de muerte y que aquí propongo como acción política— es una tarea interminable. Podemos decir que esta tarea es imposible, pero la dificultad no deja de forjarla como algo que es imperativo hacer, esto es, una tarea imposible sigue siendo un quehacer, que nunca se completa, pero que su tiempo es el del gerundio y no el de la parálisis. La pulsión de muerte es insuperable; sin embargo, vía la acción política podemos retardarla, dejarla para más tarde, siempre y radicalmente para más tarde. Con todo, el esfuerzo de resistencia debe ser ininterrumpido, el batallón erótico no puede tomar respiros, su duelo no es a muerte, pero sí hasta la muerte...
Diccionario de psicología (Pasta dura)
Umberto Galimbertidiccionarios
Este diccionario asume como su ámbito temático tres estructura disciplinarias: la psicología propiamente dicha, la psicología de lo profundo y la psiquiatría. Estos tres ámbitos disciplinarios, cuya influencia recíproca produjo numerosas contaminaciones teóricas y frecuentes complicidades lingüísticas, han sido convocados en su oportunidad en cada una de las voces que los citan para permitir al lector recorrer las variaciones de significado, y en algunos casos incluso el cambio de sentido, que la misma palabra asume al pasar por los diferentes campos del saber psicológico.
Historia de la sexualidad. Vol. 1.
Michel Foucaultbiblioteca clásica de siglo veintiuno
Abordar la sexualidad como experiencia históricamente singular requiere desentrañar los saberes que a ella se refieren, bucear en los sistemas de poder que regulan su práctica y, sobre todo, comprender las formas según las cuales los individuos se conciben y se declaran como sujetos de esa sexualidad. La historia de la sexualidad, el proyecto más ambicioso en la obra de Michel Foucault -del que solo alcanzó a publicar los primeros tres volúmenes-, es una deslumbrante e iconoclasta exploración de los juegos de verdad mediante los cuales el ser humano se ha reconocido como hombre de deseo. Su primer volumen, La voluntad de saber, está consagrado a definir el régimen de poder-saber-placer que sostiene el discurso sobre la sexualidad humana y a mostrar que, más que a través de la represión del sexo, el poder opera mediante la producción discursiva de la sexualidad y de los sujetos de "naturaleza sexual".
El punto esencial no es saber si al sexo se le dice sí o no, si se castigan o no las palabras que lo designan, sino determinar en qué formas, a través de qué canales, deslizándose a lo largo de qué discursos llega el poder hasta las conductas más tenues y más individuales, qué caminos le permiten alcanzar las formas infrecuentes o apenas perceptibles del deseo, cómo infiltra y controla el placer cotidiano. No pretendo afirmar que la prohibición del sexo sea un engaño, sino que lo es convertirla en el elemento fundamental y constituyente a partir del cual se podría escribir la historia de lo que ha sido dicho a propósito del sexo en la época moderna.