Es una de las exponentes más destacadas del feminismo y la teoría crítica actuales. Formada al calor de las luchas por los derechos civiles y contra la Guerra de Vietnam, encara de modo heterodoxo la filosofía y la política, disciplinas que enseña en la New School for Social Research neoyorquina. Desde esa perspectiva, integra a su investigación una relectura de una enorme biblioteca – que va de Gramsci a la primera generación de la escuela de Frankfurt, la deconstrucción, Bourdieu y Foucault- para proponer críticas a la desigualdad y la explotación que no se vuelvan funcionales al neoliberalismo imperante, sino que se afiancen en un bloque de lucha por la auténtica justicia económica y social. Docente y doctora Honoris Causa en los principales centros de Europa y américa, es autora de influyentes libros como Feminismo para el 99%, Iustitia Interrupta y Escalas

de justicia. Sus cursos actuales indagan textos de Karl Marx (Gründisse) o Walter Benjamin, además de la relación entre capitalismo, naturaleza y crítica.

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Capitalismo caníbal

Nancy Fraser
singular
$280
¿Qué clase de animal es el capitalismo y cuál es su dieta para mantenerse con vida? Si respondemos esta pregunta, dice Nancy Fraser, entenderemos de verdad la crisis de nuestro tiempo y descubriremos el modo de matar de hambre a la bestia. Para eso, no nos alcanzan los modelos teóricos heredados del marxismo, que tienden a concebir el capitalismo como un sistema económico basado en la explotación de la fuerza de trabajo y en la producción con fines de lucro, bajo las leyes del mercado y de la propiedad privada. Esa visión oficial hoy resulta estrecha y, sobre todo, engañosa. En este análisis deslumbrante, Nancy Fraser desarrolla una teoría del capitalismo "modelo siglo XXI”. Así, paso a paso, presenta una noción ampliada del capital como forma de sociedad y revela los ingredientes extraeconómicos que, lejos de ser marginales, son su condición de posibilidad. Para expandirse, el sistema canibaliza zonas enteras que no están mercantilizadas y que por eso quedan fuera del cuadro. Hay que traer a un primer plano esas “moradas ocultas" de las que el capitalismo se alimenta y examinarlas a fondo: riqueza expropiada a la naturaleza (aire respirable, tierras cultivables, agua potable) y a los pueblos sometidos y racializados de las periferias; múltiples formas de cuidado, subvaluadas (cuando no negadas por completo) y en general a cargo de mujeres; bienes y poderes públicos, que proveen infraestructura material y jurídica que el capital necesita para funcionar y a la vez socava todo lo posible; la energía y la creatividad de los trabajadores. Si bien no se consignan en los balances de las empresas, estas formas de riqueza constituyen precondiciones esenciales para las utilidades y las ganancias. Estos soportes vitales de la acumulación son constitutivos del orden capitalista y el foco de conflictos hasta ahora aislados. Si queremos terminar con el capitalismo caníbal, que devora las bases sociales, naturales y políticas de las que depende, tenemos que superar el reduccionismo economicista y construir en cambio una visión ampliada del socialismo, sin repetir las experiencias fracasadas del siglo XX. Puede parecer una tarea difícil, pero es nuestra única esperanza. Esa agenda, y su hoja de ruta, es el alma de este libro imprescindible.

¡Contrahegemonía ya!

Nancy Fraser
biblioteca del pensamiento socialista
$180
El capitalismo financiero muestra su cara más despiadada: destruye la industria y condena a las clases trabajadoras a un estrés creciente y una salud menguante, a la segregación y la inseguridad social, mientras aumenta la deuda pública y resquebraja la vida comunitaria, alentando la competencia y el resentimiento. En medio de esta crisis global, muchas personas ya no creen en los partidos políticos y buscan nuevas opciones, sean de derecha o de izquierda. ¿Qué hacer para que la crisis del orden neoliberal alumbre algo mejor para las mayorías? Con talento conceptual y espíritu militante, Nancy Fraser aventura una hipótesis incómoda: si el neoliberalismo pudo sostenerse tanto tiempo, es porque conformó una alianza con los sectores progresistas, que le aportaron carisma y cobertura ideológica. Así, Fraser alerta contra ese progresismo que dejó de cuestionar la jerarquía social en pos de diversificarla, y que, a fuerza de luchar por derechos para las mujeres, los colectivos LGBTQ+ y otras minorías, perdió de vista la desigualdad y la brecha de clases y, así, terminó dándole una pátina emancipadora y cosmopolita a un sistema cada vez más regresivo. En una discusión rica con el feminismo y el progresismo, Nancy Fraser llama a construir una nueva hegemonía. Ante el peligro de que la crisis abra la puerta a soluciones reaccionarias (increíblemente reaccionarias incluso), aboga por un populismo progresista, un imaginario de izquierda potente y capaz de entusiasmar con la promesa de una sociedad menos hostil y más igualitaria.