Impensar las ciencias sociales

Immanuel Wallerstein
el mundo del siglo xxi
$520
En este libro el célebre pensador social Immanuel Wallerstein despliega una minuciosa crítica del legado de las ciencias sociales del siglo XIX al pensamiento social de finales del siglo XX. Tenemos que "impensar" -corregir radicalmente y destacar- muchos de los supuestos que aún fundamentan las perspectivas dominantes en la actualidad. Otrora considerados emancipadores, estos conceptos se han convertido en una barrera para la comprensión clara del mundo social en la época moderna. Están, por ejemplo, las ideas incorporadas al concepto de " desarrollo". En vez de dicho concepto, Wallerstein subraya las transformaciones en tiempo y espacio. La geografía y la cronología no deberían considerarse como influencias externas que actúan en la transformación social, sino como aspectos clave para lo que en realidad es dicha transformación. En los ensayos que componen la obra se aplican estas ideas a una variedad de áreas teóricas y problemas históricos. Se presenta también un análisis crítico de algunos personajes clave, entre ellos Marx y Braudel, cuyas ideas han ejercido influencias en el planteamiento de Wallerstein. En las secciones de conclusión del libro, Wallerstein demuestra cómo esta nueva introspectiva conduce a un ajuste del análisis de los sistemas mundiales. Este libro, de gran importancia para documentar la evolución del punto de vista de Wallerstein, será una lectura indispensable para estudiantes y profesionistas de todas las ramas de la historia y las ciencias sociales. Immanuel Wallerstein es profesor distinguido de sociología y director del Fernand Braudel Center en Suny-Binghamton.

Utopística

Immanuel Wallerstein
el mundo del siglo xxi
$215
¿Utopías? ¡Utopística? ¿Se trata de un juego de palabras? No lo creo. Utopía, como todos sabemos, es una palabra acuñada por Tomás Moro y significa literalmente “ninguna parte”. El verdadero problema con todas las utopías no es sólo que no han existido en ninguna parte hasta el momento, sino que parecen sueños celestiales que nunca podrán hacerse realidad en la Tierra. Las utopías cumplen funciones religiosas y a veces también son mecanismos de movilización política. Pero políticamente tienden a fracasar, ya que son generadoras de ilusiones y -cosa inevitable- de desilusiones. Las utopías pueden usarse -y se han usado- como justificaciones de terribles yerros. Lo último que necesitamos son más visiones utopísticas. A lo que me refiero con la palabra “utopística”, que inventé como sustituto es algo muy diferente. Es la evaluación seria de las alternativas históricas, el ejercicio de nuestro juicio en cuanto a la racionalidad material de los posibles sistemas históricos alternativos. Es la evaluación sobria, racional y realista de los sistemas sociales humanos y sus limitaciones, así como de los ámbitos abiertos a la creatividad humana. No es el rostro de un futuro perfecto (e inevitable), sino el de un futuro alternativo, realmente mejor y plausible (pero incierto) desde el punto de vista histórico, Es, por lo tanto, un ejercicio simultáneo en los ámbitos de la ciencia, la política y la moralidad. I. Wallerstein