Ciencia nuclear

Diego Manuel Ruiz
ciencia que ladra...
$315
¿De dónde sale buena parte de la energía del universo? Seguramente de eso que se esconde dentro de los átomos, de las reacciones que tienen lugar en (y entre) los minúsculos núcleos atómicos que se aman, se pelean, se vuelven a amar, como ocurre en las estrellas, en los reactores nucleares y también en las bombas atómicas. Pero hay que aprender a conocer y a domar estas reacciones, entender los usos y las consecuencias posibles, ya que son capaces de destruir ciudades, combatir tumores o alimentar fábricas. Por estas páginas desfilan núcleos, protones, neutrones, electrones, reacciones radiactivas e isótopos saltarines, fusiones y fisiones. Pero también hay pesquisas detectivescas, historias del vaquero John Wayne, bikinis explosivas, espías envenenados, bombas imaginarias que hacen blanco en el Obelisco de Buenos Aires, reactores que se portan mal. En resumen, una verdadera biografía de la era atómica que nos toca vivir desde mediados del siglo XX, contada por Diego Ruiz con la misma dosis de rigor y de literatura, de conocimiento y de pasión. Bienvenidos al átomo, su núcleo, sus cambios y sus secretos, que en este libro se revelan con luz cegadora.

Ciencia en el aire

Diego Manuel Ruiz
ciencia que ladra...
$180
¿Por qué el cielo es azul (o románticamente rosado, naranja o gris)? ¿Es cierto que hasta el más alfeñique de los mortales soporta sobre sus hombros el peso de tres elefantes? ¿Cómo se forman los vientos que hacen volar barriletes, paraguas y pelucas? ¿Y aquellos otros que remontan casas y ganado por las nubes? ¿Por qué en la altura la pelota no dobla? ¿Y cómo hacemos en esa misma altura para hervir el agua de los fideos? Todos los seres vivos dependemos del aire, de la atmósfera, el infinito y más allá. Lo respiramos, nos comunicamos a través de él, viajamos por sus caminos -desde que le tomamos el gusto a las alturas- y, más recientemente, lo alteramos sin preocuparnos mucho por las consecuencias -desde que le tomamos el gusto al desarrollo tecnológico-. En este libro, Diego Ruiz nos explica todos los fenómenos atmosféricos que ocurren en el planeta, a partir de las preguntas que surgen cuando observamos el cielo y que nos llenan de tortícolis. La respuesta, mis amigos, está sonando en el viento (y en este libro). Ciencia en el aire mereció la primera mención del concurso Ciencia que ladra-La Nación por decisión unánime del jurado, integrando por Nora Bär, Marcelino Cereijido, Diego Golombek y Guillermo Jaim Etcheverry.

Un científico en el lavadero

Florencia Servera
ciencia que ladra...
$240
¿Cómo quitar de la ropa una mancha de grasa, el olor a cigarrillo o a comida? ¿Cualquier producto sirve? En la cocina, en la calle, en el trabajo y hasta en las paredes la suciedad nos persigue, pero la ciencia y la tecnología vienen en nuestro auxilio ¡cual superhéroes salvadores! Es que la limpieza sigue principios de lo más científicos: los desengrasantes y la lavandina, pero también el vinagre, el talco, la sal o incluso el fijador de pelo, pueden ser nuestros aliados para combatir la suciedad. El lavado, en la mayoría de los casos, se basa en la interacción química entre la mancha, el manchado y el quitamanchas. Y allí donde el agua no alcanza, los físicos y los químicos inventan las mejores maneras de divorciar lo que ensucia de lo que se ensució. Por este pulcro libro desfilan jabones, sales y solventes, para envidia de las madres del barrio. Florencia Servera se calza los guantes de goma y nos cuenta todo lo que hay que saber para ser un científico limpito y feliz: la polaridad del agua, el rol de las enzimas o el pH necesario a la hora de remover ciertos colorantes. Y hasta nos enseña a destapar la cañería de la manera más efectiva, o a dejar como nuevas las canillas con sarro y las tijeras oxidadas. Pero además analiza los trucos de limpieza recomendados en revistas y sitios de internet a fin de mostrar su lado científico o desmentir su utilidad y nos da maravillosos temas de conversación para intentar una conquista en el lavadero más cercano. Con estas instrucciones en la mano, ya no hay riesgo de llegar a nuestro hogar y encontrar escrito en el vidrio de la ventana: "Lavame, sucio". Un científico en el lavadero obtuvo el primio del Tercer Concurso Ciencia que ladra-La Nacion. La ciencia, si limpia, dos veces ciencia.

Ciencia que baila

Esteban Franceschini
ciencia que ladra...
$210
Los bailarines giran, saltan, hacen piruetas que desafían el equilibrio y la gravedad y, sin saberlo, escriben con sus cuerpos un texto de física en movimiento. Así como toda acción es seguida de una reacción, toda voltereta danzable tiene sus leyes, sus fórmulas, sus explicaciones que nos pueden hacer disfrutar aún más de las acciones propias o ajenas y, por qué no, prevenir golpes y pasos en falso. Comprender la física del baile, con sus velocidades, sus pausas y sus pesos, sus aceleraciones, sus puntos de apoyo, sus mareos y sus rotaciones nos permitirá admirar todavía más a quienes en la pista, en el escenario o en el living de sus casas se hacen uno con la música. Y también, por supuesto, aprender el ABC de la física a partir de una experiencia cotidiana y divertida. La ciencia baila y el baile se hace ciencia: se sincronizan uno al otro, mueven esqueletos y neuronas. Una vez más los científicos nos ayudan a entender una porción del mundo y de la vida, como las ganas y las destrezas de bailar solos, en pareja, con amigos, cantando con un palo de escoba por micrófono, dibujando pasos, ecuaciones y fórmulas infalibles de rock, de vals, de tango. ¡A bailar con la ciencia! Ciencia que baila obtuvo el primer premio del Concurso Ciencia que ladra-La Nación.