La naturaleza sí tiene derechos

Enrique Viale
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$300
¿Por qué aceptamos como normal que las corporaciones tengan derechos y puedan reclamar por ellos mientras nos resulta inconcebible que la naturaleza, de la que depende nuestra vida, goce de ese reconocimiento? Dado que superar este desatino es uno de los grandes retos de la humanidad para enfrentar el colapso ecológico y social, Alberto Acosta y Enrique Viale, referentes internacionales del pensamiento y las luchas ecologistas, cuentan qué significan los derechos de la naturaleza y por qué el tema está muy lejos de ser una formalidad jurídica o una simple novelería. En este texto introductorio e inspirador, bucean en las razones históricas que, desde la conquista de América e incluso antes, explican el lugar de la naturaleza como proveedora pasiva de insumos y depósito de desechos, al servicio del crecimiento infinito en un planeta finito. Y ponen el foco en las falsas soluciones, como el desarrollo sostenible o el capitalismo verde, estrategias cosméticas que prometen respetar las normas ambientales mientras alientan la explotación extractivista de la tierra, los minerales, el agua, o formas más innovadoras de mercantilización. Recuperando las voces críticas de filósofos, economistas, referentes de pueblos originarios y juristas, y el balance de experiencias pioneras en el reconocimiento de la naturaleza como sujeto de derechos, Acosta y Viale plantean que no se trata de volver a prácticas premodernas, mitificar el pasado o condenar los avances científicos. Tampoco de inventar todo de cero, porque hay un acervo de luchas y cosmovisiones comunitarias con mucho para enseñarnos. Sin erigirse en defensores de una naturaleza intocada, los autores invitan a entender el valor intrínseco de la naturaleza y la necesidad de restaurar sus ciclos vitales, su diversidad y sus ecosistemas. Y apuestan a trabajar en pos de un giro civilizatorio que anteponga, al mandato economicista del productivismo a cualquier costo, la solidaridad, la justicia social y lazos de armonía entre todas las formas de vida.

Desacelerar o morir

Timothée Parrique
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El deterioro ambiental ha llegado a niveles alarmantes. Y no se piense que ello es producido por “una supuesta naturaleza humana”; es el resultado de una organización social específica vinculada con una determinada visión política del mundo. “La primera causa del deterioro ecológico –nos dice Parrique– no es la humanidad sino el capitalismo, la hegemonía del elemento económico sobre todos los demás y la búsqueda desenfrenada del crecimiento”. El crecimiento se mide con una noción salida de la contabilidad en los años treinta del siglo xx: el producto interno bruto, un nuevo mito. Para la mayoría el crecimiento es sólo un aumento del PIB. Pero definir así el crecimiento equivale a describir el calor como un aumento de la temperatura: se trata de una descripción sin explicación. El crecimiento contabiliza con rigor una parte cada vez más insignificante de las actividades humanas: los bienes y servicios, pero no su repartición; las transacciones mercantiles, pero no los vínculos sociales; los valores monetarios, pero no los volúmenes naturales; “el PIB es tuerto en lo que se refiere al bienestar económico, ciego al bienestar humano, sordo al sufrimiento social y mudo respecto al estado del planeta”. El decrecimiento, por otro lado, es una reducción de la producción y del consumo destinada a aligerar la huella ecológica, planificada democráticamente con un espíritu de justicia social y preocupada por el bienestar. Debemos construir el poscrecimiento, esto es, una economía estacionaria en armonía con la naturaleza, en la que las decisiones se tomen de manera conjunta y en la que las riquezas se compartan equitativamente con el fin de prosperar sin crecimiento. Este libro propone elegir lo menos, lo más ligero, lo más lento, lo más pequeño. Se refiere a un “decrecimiento sostenible y convivencial”, que no es sólo una crítica del crecimiento económico sino también una exploración de la intersección entre la sostenibilidad medioambiental, la justicia social y el bienestar. “Es el desafío de la austeridad, de la frugalidad, de la moderación y de la suficiencia. Pero, en efecto, se trata de un aterrizaje, no de un avionazo; de una dieta, no de una amputación; de una desaceleración, no de un alto total.”

El colapso ecológico ya llegó

Enrique Viale
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$420
¿Qué sabemos de verdad sobre el colapso ecológico? Aunque figuren millones de entradas en internet, seguimos creyendo que es un tema para minorías movilizadas y expertos, o una preocupación de países ricos. Por desconocimiento, comodidad o mala fe, amplios sectores sociales son -somos-, como dice Maristella Svampa, "analfabetos ambientales", más o menos conscientes de que los modelos de desarrollo hegemónicos dañan la naturaleza y son insustentables pero también de que no hay alternativas porque "la economía tiene que crecer". Incluso cuando una pandemia paraliza el planeta entero, poco se dice de las causas socioambientales que la originaron. Prima la desinformación y el discurso de un enemigo invisible al que hay que vencer para volver cuanto antes a la normalidad. Pero no nos cuestionamos a qué normalidad queremos volver. Con la convicción de que el tema no puede limitarse a una narrativa abstracta o voluntarista, Maristella Svampa y Enrique Viale han escrito una formidable obra de síntesis y de intervención. Trazan una cartografía de las luchas globales y en especial de los conflictos socioambientales en la Argentina del siglo XXI. Revisan los impactos sociosanitarios del glifosato, la disputa política tras la Ley de Glaciares, la ilusión "eldoradista" de Vaca Muerta y las posibilidades del litio: una muestra de que tanto los gobiernos "progresistas" como los neoliberales han quedado presos de las mismas trampas ideológicas y cognitivas. Así, plantean una pregunta urgente: si con agronegocio, fracking y megaminería tenemos más de la mitad de los niños bajo el nivel de pobreza, ¿no será entonces que llegó el momento de debatir seriamente los modelos de (mal)desarrollo en América Latina, en vez de insistir con "soluciones" que profundizan más de lo mismo? Ante el riesgo cierto de que el capitalismo del caos habilite salidas conservadoras o autoritarias en la región, El colapso ecológico ya llegó señala un rumbo claro: un pacto ecosocial y económico que articule justicia social con justicia ambiental y conduzca a una transición energética, productiva, alimentaria y urbana. Mucho más allá de la denuncia, este libro es una brújula imprescindible para orientar a lectores inquietos, académicos y activistas. Para entender, en este tiempo de descuento, dónde estamos y con qué recursos podemos sostener la esperanza.

Litigar la emergencia climática

Cesar Rodriguez Garavito
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$520
A medida que la crisis climática se intensifica, científicos, activistas, abogados, investigadores y movimientos sociales ensayan respuestas literalmente contra reloj. Entre ellas, una herramienta específica está ganando impulso en todo el mundo: el litigio ante cortes nacionales o internacionales por las consecuencias del calentamiento global. Este libro, pensado y escrito durante la pandemia de coronavirus, pone el foco en las acciones judiciales desde una perspectiva original e inspiradora, vinculando dos campos que hasta hace pocos años, por extraño que parezca, circulaban por carriles paralelos: las cuestiones climáticas y los derechos humanos. Porque recién a partir de mediados de la década pasada las demandas legales pusieron al descubierto el impacto de inundaciones, incendios u olas de calor sobre derechos básicos como la vida, la salud y la integridad física de las personas, o el derecho a la vivienda de quienes se ven forzados a convertirse en refugiados climáticos por eventos extremos. Así, Litigar la emergencia climática explora en profundidad este auténtico “giro de los derechos” que se afianza cada vez más. Atentos a experiencias y narrativas tanto del Sur como del Norte globales, los destacados especialistas comprometidos en este libro ofrecen una visión sistemática de los litigios de cambio climático y analizan las oportunidades y los retos que plantean para la acción climática y los derechos humanos. Examinan las estrategias judiciales más eficaces y las lecciones que pueden extraerse de ellas para futuras demandas y activismos; se preguntan qué ideas y desarrollos del campo científico pueden aplicarse de forma útil para medir y controlar las obligaciones de mitigación de empresas o Estados en la generación de gases de efecto invernadero; analizan qué tipo de litigios pueden alcanzar una escala acorde a la urgencia de este tiempo, cuáles son los costos de litigar contra gobiernos y grandes corporaciones de combustibles fósiles, y cómo elaborar argumentos y estrategias sólidas que puedan sostenerse ante la justicia. Con actualizada evidencia empírica y un despliegue conceptual que busca abrir discusiones, este libro aborda el principal desafío del siglo XXI, el que compromete el derecho de las y los jóvenes y de las generaciones futuras a un planeta habitable y a una vida digna.

Nunca fuimos modernos

Bruno Latour
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Contaminación de los ríos, embriones congelados, virus del sida, agujero de ozono, robots... ¿Cómo comprender estos "objetos" extraños que invaden nuestro mundo? ¿Proceden de la naturaleza o de la cultura? Hasta aquí, las cosas eran simples: para los científicos, la gestión de la naturaleza; para los políticos, la de la sociedad. Pero esta división tradicional del trabajo no puede explicar la proliferación de híbridos. De ahí el sentimiento de pavor que generan y que los filósofos contemporáneos no consiguen disipar. ¿Y si hubiéramos tomado el camino errado? De hecho, nuestra sociedad moderna nunca funcionó de acuerdo a la gran división que sustenta su sistema de representación del mundo: la que opone radicalmente la naturaleza a la cultura. En la práctica, los modernos no dejaron de crear objetos híbridos, que proceden tanto de la una como de la otra y que se niegan a pensar. Nunca fuimos verdaderamente modernos, y hoy en día, para comprender nuestro mundo, hay que cuestionar ese paradigma fundador. Traducida a más de veinte lenguas, Nunca fuimos modernos renovó profundamente los debates en la antropología en tanto modificó por completo la división entre naturaleza en singular y culturas en plural. Al ofrecer una alternativa al postmodernismo, Bruno Latour abrió nuevos campos de investigación y brindó a la ecología posibilidades políticas inéditas.

(Re) calientes

LAURA ROCHA
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¿Qué es el cambio climático? ¿Por qué debería preocuparnos el hábitat de los osos polares mientras podamos mantener nuestras rutinas cotidianas? La temperatura promedio de la Tierra subió 1,2 °C desde 1750. Parece poquito, una pavada. Pero fue suficiente para desencadenar una serie de modificaciones irreversibles en todo el mundo, con consecuencias devastadoras: incendios indomables, que pueden devorar desde Córdoba hasta California, desde Corrientes hasta Siberia o Australia; fenómenos climáticos extremos, como el huracán que en 2020 inundó el subterráneo de Nueva York; acidificación de los océanos que arrasa con numerosas especies. Este libro nos explica el abecé del gran tema de nuestro tiempo, a contrapelo de la inercia o la ceguera que nos hacen pensar que siempre hay algo más urgente. Marina Aizen, Pilar Assefh y Laura Rocha, periodistas de larguísima trayectoria en cuestiones ambientales, nos cuentan cómo empezó esta historia en el siglo XVIII y cómo se aceleró en las últimas décadas, qué cosa son los gases de efecto invernadero y por qué ponen en riesgo la vida humana y no humana, qué científicos alertaron sobre lo que pasaba y cómo operaron y operan el negacionismo y las fake news, qué peso tienen las pequeñas acciones individuales (reciclar biromes, plantar árboles, compostar) y qué responsabilidad cabe a los gobiernos para encarar esta crisis existencial. También nos invitan a aprovechar la ventana de oportunidad que todavía tenemos para replantearnos todo, desde qué producimos hasta cómo lo producimos, qué consumimos y en qué cantidad, cómo nos movemos y nos alimentamos, cómo administramos la transición hacia energías renovables. Entender de verdad la crisis climática supone dejar de verla como si fuera competencia de conservacionistas o fanáticos de bichos raros. (Re)calientes es un aporte imprescindible para que nuestro mundo al rojo vivo se convierta en un eje transversal de la agenda política y económica. Y es un llamamiento a dejar de procrastinar, porque la solución no vendrá de ninguna tecnología mágica, sino de lo que podamos generar nosotros.