Ricardo Ancira
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Las cinco paradojas de la modernidad
Antoine Compagnonartes
Desde comienzos del siglo XIX, Hegel juzgaba que la gloria del arte se encontraba atrás, en el pasado, y anunciaba nada menos que el final del arte. ¿Estamos asistiendo ahora a ese final, diferido desde hace casi doscientos años? ¿No se trata más bien de la quiebra de las doctrinas que querían “explicar” el arte, es decir asignarle un “objetivo”, y pensar su historia en términos de “progreso”? Ésas son las preguntas que se encuentran en el centro de Las cinco paradojas de la modernidad. Y si son precisamente cinco es porque, a partir de Baudelaire, la historia del arte ha conocido cinco crisis importantes que corresponden a igual número de contradicciones no resueltas.
Los lectores que desconocen los rudimentos de la historia reciente de las bellas artes encontrarán aquí una guía sólida. Los otros encontrarán una perspectiva original (baudelaireana) susceptible de aclarar los sobresaltos actuales de la “posmodernidad”.
El desinterés
Jon Elstersociología y política
La ciencia económica no ha dejado de mostrarnos al hombre como un agente cuyas elecciones traducirían la búsqueda racional de su interés. De este postulado fundamental se aboca el presente tratado, del cual El desinterés es el primer volumen. La ambición de este libro es demostrar que las motivaciones desinteresadas son más importantes en la vida social de lo que consideran los modelos económicos dominantes en la actualidad. Teóricamente seductores, éstos resultan de hecho empíricamente débiles para explicar los comportamientos reales. Pero Jon Elster no se contenta con subrayar la distancia que separa la teoría de la experiencia observada. Al disipar las sospechas que a menudo pesan sobre ellas, distingue también positivamente las diferentes formas de desinterés que dan forma a nuestras elecciones, tanto en la vida diaria como en las urnas o en situaciones extremas. Se remite, para ello, tanto de los moralistas franceses del siglo XVII y de la filosofía política del XVIII, como de la literatura, la psicología experimental o la teoría de juegos.
La mente bien ordenada
Edgar Morineducación
Reformar el pensamiento para reformar la enseñanza y reformar la enseñanza para reformar el pensamiento. Edgar Morin propone, para la reforma del pensamiento, los principios que permitirán seguir la indicación dada por Pascal: “Considero imposible conocer las partes sin conocer el todo, igualmente imposible conocer el todo sin conocer cada parte en particular...". Estos principios conducen más allá de un conocimiento fragmentado que, al hacer invisibles las interacciones entre un todo y sus partes, rompe lo complejo y oculta los problemas esenciales; de la misma manera conducen más allá de un conocimiento que, al no ver más que las globalidades, pierde el contacto con lo particular, lo singular y lo correcto. Conducen, también, a remediar la funesta desunión entre el pensamiento científico, que disocia los conocimientos y no reflexiona sobre el destino humano, y el pensamiento humanista, que ignora las experiencias de las ciencias que pueden alimentar sus interrogantes sobre el mundo y sobre la vida.
De ahí surge la necesidad de una reforma del pensamiento, referida a nuestra aptitud para organizar el conocimiento que permitiría la unión de las dos culturas divorciadas. Así, podrían reaparecer las grandes finalidades de la enseñanza que deberían ser inseparables: crear una mente bien ordenada más que bien llena, enseñar la condición humana, enseñar a vivir, afrontar la incertidumbre, enseñar a ser ciudadano.