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El nacimiento de la historia
François ChâteletLa formación del pensamiento historiador en Grecia
Ficha técnica
ISBN: 9682303907
Páginas: 584
Medidas: 10.5 cm. x 18 cm. x 2.8 cm.
Colección: historia
Autor: François Châtelet
Año de edición: 1978
$450
¿Por qué el hombre –ser histórico– se ha hecho historiador? Para aclarar la génesis de ese espíritu hay que acudir a un período privilegiado: el que coincide con la Grecia clásica. Del análisis de los textos helénicos surge esta verdad: el hombre se hace historiador porque deviene ciudadano; el relato histórico expresa el esfuerzo de los individuos y grupos por pensar y dominar la tragedia de la ciudad.
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9682303907
Categoría: Historia
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En cuanto se consumó la independencia en 1821, surgió un desacuerdo entre los mexicanos con relación a quién debía atribuirse esta proeza, ¿a Hidalgo o a Iturbide? y ¿cuál era la fecha del nacimiento de la nación, el 16 o el 27 de septiembre? Desde entonces, los gobiernos y los historiadores de filiación liberal se encargaron de proyectar al cura de Dolores como el único autor, y la primera fecha como el día en que se logró la emancipación. Las administraciones moderadas y los católicos trataron de corregir este error, exhibiendo sus argumentos para demostrar que fue Iturbide, quien obtuvo la independencia de la Nueva España y, por consiguiente, el 27 de este
mes era el día en que debía conmemorarse.
En cada uno de estos aniversarios se pronunciaron sermones y discursos patrióticos destinados, cada uno, a reconocer a Hidalgo o a Iturbide como el padre de la nación mexicana. Las oraciones cívicas del 16 de septiembre han sido rescatadas por algunos historiadores, pero no se ocuparon de las del 27, seguramente para no ser identificados como conservadores o iturbidistas. A casi 200 años de haberse consumado la independencia, es necesario superar esos prejuicios que heredó la historiografía liberal para reconciliarnos con el pasado
y no seguir entrampados en las desgastantes discusiones decimonónicas. Las dos alocuciones mencionadas son útiles para ayudar a comprender cómo se fueron construyendo las bases de la identidad histórica de los mexicanos.
Ante la proximidad del bicentenario de la consumación de la independencia en 2021, es necesario dar a conocer los discursos patrióticos pronunciados cada 27 de septiembre para que el lector tenga acceso a los argumentos utilizados por los oradores con el fin de que los mexicanos se dieran cuenta de que los liberales habían distorsionado esta parte de la historia de México, y para que libres de esos prejuicios, reconocieran a Iturbide como el libertador, sin desconocer a Hidalgo como el iniciador del movimiento emancipador.
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A contracorriente de las usuales valoraciones historiográficas contemporáneas -que abordan los fenómenos sociales mediante esquemas ideológicos preconcebidos-, Fernando Mires se aparta de la Historia anunciada de antemano y se proclama partidario de la historia que se hace: la historia como obra permanente de seres imperfectos, curiosos, apasionados, veleidosos, en fin, seres humanos. En un ameno trabajo de síntesis comparativa -el comparativo, dice el autor, no deja de ser el método de conocimiento más antiguo y efectivo-, siete revoluciones latinoamericanas son cuidadosamente analizadas y comentadas: la revolución de Túpac Amaru; la independencia: un proceso con direcciones contrapuestas; México: un carrusel de rebeliones; Bolivia: la revolución obrera que fue campesina; Cuba: entre Martí y las montañas; Chile: la revolución que no fue, y la larga marcha del sandinismo. Ahora, la peculiaridad del enfoque asumido en modo alguno revierte la historia del continente; simplemente presenta distintos hechos revolucionarios sobre la base de paralelos, diferencias, semejanzas... destacando entre ellos el origen de la revolución (o bien su punto de ruptura), el factor externo, la dimensión del líder o dirigente, los actores y sujetos históricos, el papel de las masas marginales, los agentes clasistas (obreros, campesinos, capas medias) y no clasistas (indígenas, estudiantes, Iglesia, mujeres) y, por último, las razones que determinan el éxito o fracaso de cada proceso.
Fernando Mires nació en Santiago de Chile en 1943. Hasta 1973 fue profesor en la Universidad de Concepción. Doctorado en ciencias económicas y sociales, desde 1975 realiza labor docente en el área de política internacional de la Universidad de Oldenburg, Alemania Federal.
Caudillos culturales en la Revolución mexicana
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De la introducción del propio autor puede entresacarse el objeto que se propuso al estudiar la biografía y el pensamiento de aquella generación de 1915.
"A pesar de la fascinación de contemplar lo particular de los personajes, creo que la inquietud que originó el trabajo no fue enteramente abandonada: Se trataba de examinar o de ilustrar la tensión moral que ha existido siempre entre cultura y poder. estudiar además casos significativos de integración del intelectual mexicano al Estado revolucionario. Conocimiento y poder, ética y poder, son temas que se encuentran implícitos a lo largo de las vidas de estos intelectuales políticos que soñaron con hacer en México una obra de beneficio colectivo. ¿Puede un hombre de libros, un hombre de preocupaciones inteligentes, incorporar sus conocimientos a la acción para construir a partir de ellos el buen poder? ¿Es la técnica el gran mediador entre conocimiento y acción? ¿Es la prédica el gran mediador entre conocimiento y acción? ¿Qué tanta dosis de integración al Estado tolera la conciencia crítica? La mayoría soñó con ser el filósofo-rey. Otros soñaron con ser la eminencia gris. Muy pocos imaginaron un lugar o un proyecto distintos, en la vida pública, como si hubiese algo de fatalidad en la integración -el sacrificio- del intelectual al Estado en México. ¿Por qué?
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