Ómnibus de poesía mexicana


la creación literaria
$515
“Se dice que las cosas importantes se descubren ‘por accidente’. Lo que no se suele decir es que el verdadero ‘mérito’ está en el tener ojos para ver lo que importa.” Así escribió Gabriel Zaid a propósito de los encuentros felices en La máquina de cantar, cuatro años antes de ejercer su criterio de lector predispuesto al asombro y preparar la presente antología. Quizá haya sido esa claridad, aunada al antiacademicismo del crítico Zaid, la responsable de tan sorprendente selección, que incluso a cincuenta años de su aparición continúa aportando descubrimientos gozosos a quien se pasea por ella. Aquí conviven el ingenio popular de los letreros de camiones con los altos vuelos de la poesía barroca sorjuanesca, los bésame mucho de Consuelito Velázquez y el sabor a mí de Álvaro Carrillo con los acentos neolatinos de Francisco Javier Alegre y Rafael Landívar cantando a la naciente patria mexicana. Para abrir boca se nos ofrece una selección de poesía indígena, antigua y moderna, en versiones bilingües; para entretener a los ojos se incluyen poemas ideográficos, y para no aburrir al oído se encuentran múltiples formas –versos pareados, romances, décimas, corridos, sonetos– de principio a fin del libro. Una selección de poemas que se dejan releer y que ofrecen una muestra de la expresión poética mexicana sin paralelo. “Ojalá que el lector de esta omnímoda selección, de todo y para todos, no se limite a sus ventanas habituales, y que disfrute todo el viaje, como buen omnilector.”

Mitológicas IV

Claude Lévi-Strauss
antropología
$610
Con este volumen cuarto y final de sus Mitológicas, Lévi-Strauss concluye la demostración -que tardará en ser repetida a semejante escala- de la fecundidad del análisis estructural aplicado a los mitos. Partida del área amazónica, la investigación concluye en el noroeste americano. Muchos resultados de interés y provecho han sido adquiridos por el camino, pero acaso lo más valioso sea el balance final, rico en conclusiones de este tenor: "Hay que tomar partido: los mitos no dicen nada que nos instruya acerca del orden del mundo, la naturaleza de lo real, el origen del hombre o su destino. No puede esperarse de ellos ninguna complacencia metafísica; no acudirán al rescate de ideologías extenuadas. En desquite, los mitos nos enseñan mucho sobre las sociedades de las que proceden, ayudan a exponer los resortes íntimos de su funcionamiento, esclarecen la razón de ser de creencias, de costumbres y de instituciones cuyo plan parecía incomprensible de buenas a primeras; en fin, y sobre todo, permiten deslindar ciertos modos de operación del espíritu humano, tan constantes en el correr de los siglos y tan generalmente difundidos sobre inmensos espacios, que pueden ser tenidos por fundamentales y tratarse de volver a encontrarlos en otras sociedades y dominios de la vida mental donde no se sospechaba que interviniesen, y cuya naturaleza a su vez quedará alumbrada. Visto así, mi análisis de los mitos de un puñado de tribus americanas, lejos de abolirlo, ha extraído más sentido del que reside en las insulseces y lugares comunes a que se reducen desde hace unos dos mil quinientos años las reflexiones de los filósofos acerca de la mitología, exceptuando las de Plutarco."

El desarrollo de la teoría antropológica

Marvin Harris
antropología
$625
Durante el siglo XIX, los logros del método científico en los dominios físico y orgánico influyeron a los primeros antropólogos a pensar que también los fenómenos socioculturales obedecían a leyes que podrían ser descubiertas y enunciadas. Y por muchos que fueran los puntos débiles en las teorías elaboradas por los antropólogos bajo esa influencia del cientificismo, las cuestiones que en ellas planteaban –cuestiones de orígenes y causas– dieron a sus escritos perdurable interés. Mas con el siglo XX comenzaron los esfuerzos por alterar las premisas estratégicas de las que dependía el cientificismo de la antropología. Se rechazó la teoría por especulativa y se fomentó la intensa dedicación a la recogida de datos en el trabajo de campo. Se valoró esa investigación directa de problemas con frecuencia nimios, y alguna vez triviales, como el summum bonum de la actividad científica, y se relegaron al olvido las fuentes históricas de la disciplina. Operando con esquemas teóricos de alcance aparentemente restringido, en realidad se formulaban sobre la historia y la cultura conclusiones del mayor alcance, que se incorporaron a las disciplinas vecinas e incluso a las perspectivas intelectuales del público culto en general. Sobre la base de evidencias etnográficas parciales o incorrectas, se desarrolló una concepción de la cultura que exageraba la importancia de los valores extraños y las motivaciones irracionales. De ese modo se desacreditó la interpretación económica de la historia, negándose en general todo determinismo histórico, y en especial el determinismo de las condiciones materiales de la vida sociocultural. El propósito de este libro es reafirmar la prioridad de la búsqueda de las leyes en la ciencia del hombre, y la clave de su argumento es que el principio básico de la evolución sociocultural, conocido ya desde el arranque mismo de la antropología, es el principio del determinismo tecnoecológico y tecnoeconómico: tecnologías aplicadas a medios similares tienden a dar origen a una organización del trabajo similar, y ésta a su vez a agrupamientos sociales de tipo similar, que justifican y coordinan sus actividades recurriendo a sistemas similares de valores y creencias. Una estrategia de investigación adecuada a este principio tendrá, pues, que conceder prioridad al estudio de las condiciones materiales de la vida sociocultural. En defensa de esta estrategia que él llama del “materialismo cultural”, Marvin Harris hace una historia crítica –no un inventario, ni un compendio– del desarrollo de las teorías antropológicas de la cultura, con ánimo de probar que los antropólogos no han aplicado nunca de un modo consecuente el principio del determinismo tecnoecológico y tecnoeconómico, a pesar de lo cual han contribuido poderosamente a desacreditar esa opción que ellos nunca eligieron. Tal relegación de la estrategia del materialismo cultural es el resallado no de un programa razonable de investigación orientado de distinto modo sino de las presiones encubiertas del medio sociocultural en el que la antropología ha conseguido verse reconocida como disciplina independiente. Marvin Harris, profesor de antropología en la Columbia University, es bien conocido en los medios académicos por sus artículos y libros. Realizó trabajos de campo en Brasil, Ecuador y Mozambique.

Ómnibus de poesía mexicana

Gabriel Zaid
la creación literaria
$515
Un tren ómnibus es aquel que lleva carruajes de todas clases y para en todas las estaciones. Así, éste, que incluye muestras de la excepcional riqueza poética de México, viaja desde el siglo XIV e incursiona por la poesía indígena y la poesía popular, sin que falten los poetas novohispanos, los románticos, modernistas y contemporáneos. Poesía indígena: cora, chinanteco, huichol, lacandón, maratino, maya peninsular, mazateco, mixe, mixteco, náhuatl, otomí, quiché, seri, tarahumara, tarasco, tzotzil, yaqui, zapoteco, zoque. Poesía popular: refranes, conjuros, oraciones, arrullos, trabalenguas, adivinanzas, juegos infantiles, romances viejos, coplas, canciones bajo la Inquisición, políticas, de armas, del campo y los suburbios, románticas y modernistas, improvisaciones, calaveras, glosas, parodias, letreros de camión y de letrina, poesía inocente. Poetas de la Nueva España, románticos, modernistas y contemporáneos: de Gutierre de Cetina a José Carlos Becerra, pasando por Ixtlilxóchitl, Sigüenza y Góngora, Landívar, Pagaza, Díaz Mirón, Tablada, López Velarde, Reyes, Pellicer, y tantos otros. La Suave Patria, El brindis del bohemio, Netzahualcóyotl, Agustín Lara, poetas en latín, Octavio Paz, Sor Juana, Riva Palacio, La Adelita; poesía de Tabasco, Sinaloa, Querétaro, California, Nuevo México; poesía amorosa, ritual, política, obscena, religiosa, patriótica; poemas ideográficos, juguetes literarios, poesía escrita en las paredes, poesía para cantar y bailar, homenajes, diatribas, sátiras, himnos, corridos, etcétera. Realmente, un viaje completo con todo el bagaje que el lector disfrutará a plenitud.