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Para que la bruja no me coma

Dorothy Bloch
psicología y psicoanálisis
$270
Este libro convincente y polémico formula una tesis asombrosa: que muchas de las distorsiones y confusiones de la vida adulta tienen sus raíces en el miedo infantil a que nuestros padres nos maten y en la convicción de que nuestras vidas dependen de que ganemos su amor. En Para que la bruja no me coma, Dorothy Bloch se basa en veinticinco años de práctica psicoanalítica. Su libro es a la vez un resumen de su experiencia como terapeuta y una revisión de lo que ha aprendido acerca del funcionamiento interno de la mente humana. Dorothy Bloch cree que el miedo al infanticidio, que tiene su origen en la vulnerabilidad en nuestra primera infancia, se mezcla más tarde con el pensamiento mágico que nos lleva en la niñez a culparnos por cualquier hecho desgraciado que suceda en nuestro entorno y, por lo tanto, a anticiparnos al castigo. Para sentirse seguro, el niño recurre habitualmente al autoengaño y la fantasía como medidas defensivas. El terror y la rabia son desplazados hacia monstruos y otras criaturas imaginarias, preservando así la creencia (o esperanza) indispensable de que los padres son (o serán) cariñosos. Desgraciadamente, la fantasía de un yo devaluado que acompaña a la idealización de los padres, por lo general, no se desvanece en la niñez, sino que, desde su escondrijo, en el inconsciente, causa a menudo estragos en la vida de los adultos. Las ramificaciones de este proceso pueden ser complejas y devastadoras, como pone de manifiesto la autora a través de sus conmovedores y dramáticos relatos de encuentros terapéuticos con niños y adultos. Como también demuestra Bloch, el tratamiento psicoanalítico puede ser muy eficaz para resolver los problemas emocionales resultantes.

Las ruinas de la memoria

Ignacio González-Varas Ibáñez
teoría
$325
La memoria y la historia, el pasado y los recuerdos, inundan nuestra conciencia individual y colectiva, hasta el punto de hablarse hoy en día de una obsesión memorialista que se impone en paralelo a la inquietud y la desconfianza que suscita el futuro. La conservación y transmisión del patrimonio cultural se ha revelado como una tarea esencial, a veces de índole casi religiosa, para nuestra sociedad, pues el reconocimiento y valoración de este patrimonio debe garantizar, ni más ni menos, que la posibilidad del mantenimiento de nuestra identidad histórica como comunidad humana. En este ensayo nos preguntamos si el auge de los discursos de la memoria y la expansión abarcadora del patrimonio se deben a la consolidación en nuestra época de una nueva conciencia de historicidad asociada a un nuevo orden y sentido del tiempo o todo ello es más bien producto de la nostalgia provocada por la caída de la confianza en las promesas de un futuro que ha dejado de ser ese horizonte brillante para convertirse en amenaza sombría. Pero, en la prolongación de esta duda, también nos asalta el presentimiento de que la celebridad de la memoria incluso quizá pudiera responder a algo más frívolo, a un fenómeno derivado de nuestra sociedad de consumo que todo lo engulle y que llega a atrapar al pasado para capturarlo y convertirlo en un producto más de entretenimiento y marketing en el que originales, copias y réplicas, ruinas auténticas y falsas reconstrucciones, conviven en gozosa indolencia. En Las ruinas de la memoria se trata de afrontar estos interrogantes a través de un recorrido que aborda críticamente las discusiones que en la actualidad suscita la memoria con el intento de trazar una (im)posible teoría del patrimonio cultural.