Freud y Derrida: escritura y psique

Rosaura Martínez Ruiz
psicología y psicoanálisis
$200
En Freud y la escena de la escritura, Derrida ejecuta una de sus tantas experiencias de lectura deconstructiva sobre uno de los textos históricos del psicoanálisis: Nota sobre la pizarra mágica. En este ensayo, Freud narra su descubrimiento en el mercado de un juguete infantil: una pizarra donde se traza con un buril sobre una superficie que posee la propiedad de borrarse repetidamente y curiosamente conserva a la vez la facultad de retener, a su manera, lo borrado. Este ejemplo –quizás incluso metáfora– del aparato psíquico que en esos momentos le parece poder determinar en primera instancia como una suerte de máquina. Este hallazgo le merece a Derrida una primera nota de atención; no sólo por el carácter artefactual que concede al psiquismo, sino por lo marcadamente fortuito del encuentro que se adecua perfectamente al objeto de análisis. Pero ¿qué tan azarosos pueden ser un mercado, un juguete infantil, un artilugio técnico?, ¿qué tan adecuados y a la vez “desiguales” o “retardados” como metáfora del discurso y vocabulario psicoanalíticos? Para explorar estas preguntas, este libro trabaja la contigüidad escritura y psique. Si la psique es texto escrito el sujeto habita en la tensión de un entre: entre la herencia y lo por venir. Este entre devela una temporalidad sui géneris donde los tiempos pasado, presente y futuro se mezclan y se funden. El psicoanálisis, por lo tanto, se desvela como una clínica que es reescrituración del tejido de huellas mnémicas. ¿Qué significa esto? Que el trágico destino de un sujeto que parecía ya asignado puede rediseñarse. Para decirlo rápido: el psicoanálisis descubre para el sujeto posibilidades más allá de aquellas que la historia hacía ver como insuperables. Rosaura Martínez Ruiz es doctora en filosofía por la UNAM y maestra en filosofía por The School University de Nueva York. Es profesora de tiempo completo del Colegio de Filosofía de la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM. Sus principales líneas de investigación se circunscriben dentro del área de filosofía de la cultura y de las ciencias sociales. Para abordar ciertos problemas fundamentales de estas regiones del pensar filosófico, como el problema del sujeto, la memoria y la exclusión y discriminación de la alteridad; se ha dedicado a estudiar la deconstrucción y el psicoanálisis freudiano. En su opinión, la filosofía que podríamos llamar contemporánea (por hacer un corte en el tiempo, de la Escuela de Frankfurt hasta nuestros días), parece haber dado un "giro psicoanalítico". Además de este texto, tiene varias publicaciones en revistas especializadas sobre las intersecciones entre el psicoanálisis y la deconstrucción.

Eros

Rosaura Martínez Ruiz
psicología y psicoanálisis
$195
En Más allá́ del principio del placer, Freud promete introducir en la economía psíquica una tendencia no sujeta al principio del placer, sin embargo, queda incumplida: este principio es soberano. No obstante, siguiendo a Derrida, cuando el principio del placer toma el rostro de la pulsión de muerte, agresión o crueldad, se pueden encontrar y diseñar rodeos que si bien no superan el límite, lo fisuran. Sobre esas grietas de la soberanía del principio del placer, ya sean en el ámbito de lo político o de lo íntimo, trata este libro y son, diría yo, las grietas eróticas. Sin embargo, las fuerzas tanáticas sólo se pueden resistir resistiendo, esto es, dentro de una ontología del gerundio en la que la acción erótica —trabajando en la construcción de vías sublimatorias para la pulsión de muerte y que aquí propongo como acción política— es una tarea interminable. Podemos decir que esta tarea es imposible, pero la dificultad no deja de forjarla como algo que es imperativo hacer, esto es, una tarea imposible sigue siendo un quehacer, que nunca se completa, pero que su tiempo es el del gerundio y no el de la parálisis. La pulsión de muerte es insuperable; sin embargo, vía la acción política podemos retardarla, dejarla para más tarde, siempre y radicalmente para más tarde. Con todo, el esfuerzo de resistencia debe ser ininterrumpido, el batallón erótico no puede tomar respiros, su duelo no es a muerte, pero sí hasta la muerte...