Juan Delval
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La educación democrática para el siglo XXI
Juan Delvaleducación
Vivimos en sociedades bastante convulsas donde se suceden a diario multitud de acontecimientos preocupantes y desagradables que los medios de comunicación se ocupan de magnificar. Cuando se trata de proponer soluciones, muchas personas se refieren a la función que podría tener la escuela contribuyendo a resolver algunos problemas sociales. En este libro se propone la introducción de un conjunto de cambios profundos en la escuela. Los autores consideran que hay que realizar dos tipos de adquisiciones fundamentales. Por un lado, aprender a desarrollarse como un ser social, relacionándose con los demás, aprendiendo a respetarlos, a cooperar, y también a competir dentro de las reglas del juego. Por otro lado, desarrollar la capacidad para comprender la realidad y desenvolverse en el entorno, tanto respecto a la realidad física y natural, como a la realidad social. Para ello se proponen tres cambios fundamentales en la escuela: a] respecto a la organización social, que tiene que implicar a los alumnos; b] respecto a la manera de aprender, que tiene que tratar al alumno como un investigador, y c],respecto a las relaciones de la escuela con la comunidad, que tiene que implicarse en ella. Se propugna una manera de trabajar en la escuela que proporcione la educación adecuada para la formación de ciudadanos que vivan en una sociedad democrática en el siglo XXI.
El aprendizaje y la enseñanza de las ciencias experimentales y sociales
Juan Delvaleducación
La vida actual resulta incomprensible sin el conocimiento científico, pues toda la tecnología que nos rodea depende de la ciencia, que es la mejor manera que tenemos de conocer el mundo circundante. Sin saber algo de ciencia somos analfabetos que no podemos comprender lo que sucede en el mundo. Por eso la escuela tiene que prestar una atención primordial al conocimiento científico, que además es una forma racional de aproximarse a la realidad. Sin embargo, la ciencia no siempre resulta fácil de entender y los conocimientos de muchos alumnos son deficientes, por lo que deberíamos tratar de mejorar esta situación.
Antes de recibir la formación escolar los alumnos tienen multitud de ideas para explicar los fenómenos que los rodean, tanto en el ámbito de la naturaleza así como con la sociedad. Muchas de esas ideas podemos considerarlas erróneas, insuficientes o incompletas, pero lo que les enseñamos lo van a entender a partir de ellas y, por lo tanto, es importante que el profesor las conozca, y que sea consciente de lo que sus alumnos piensan.
El autor presenta los resultados de una serie de estudios sobre las ideas de los alumnos como base sobre la que establecer una enseñanza de las ciencias, así como una serie de propuestas acerca de cómo debe desarrollarse y cómo puede mejorarse la enseñanza de las ciencias que versan sobre la naturaleza, sobre la sociedad y sobre las matemáticas.
Los fines de la educación
Juan Delvaleducación
La educación se ve afectada por crisis periódicas, que se han hecho casi permanentes. Por ello se habla de continuo, y en la mayoría de los países, de reformas educativas, debido a que los sistemas educativos no responden a parte de las necesidades sociales confesadas. Esto se debe, en buena medida, a que los fines que se atribuyen explícitamente a la educación no se corresponden con lo que realmente es. La educación sirve, sobre todo, para socializar a la generación joven, como señaló Durkheim, y para producir adultos que se conformen a las normas sociales. Cuando la educación dejó de ser privilegio de unos pocos, y se extendió, en una época todavía reciente, a la mayoría de la población, ha servido prioritariamente para promover la sumisión y formar súbditos disciplinados, preocupándose mucho menos de que los escolares aprendieran a entender la realidad. La educación tiene un valor potencialmente liberador, contemplado por las clases dirigentes como un peligro. Por ello la educación arrastra hoy un pesado lastre de su pasado, que es más difícil de modificar porque no se presenta de forma patente. Sin embargo, la mayoría de las reformas propugnadas desde estamentos oficiales se formulan como cambios puramente técnicos que no abordan el fondo de los problemas. En este libro se examinan los fines confesados y no confesados a los que sirve la educación, y se propone que es necesario esclarecer esas funciones últimas si se quieren realizar cambios significativos. Al mismo tiempo, se esclarece la persistencia con la que resuenan las voces conservadoras que se alzan para propugnar una vuelta al pasado -lo que resulta vano- como solución de los problemas actuales y futuros, cada vez que se propone una reforma. Juan Delval, profesor de psicología evolutiva y de la educación de la Universidad Autónoma de Madrid, fue alumno de Jean Piaget en Ginebra y trabaja sobre el desarrollo intelectual y sus aplicaciones a la educación. Entre sus libros se cuentan El animismo y el pensamiento infantil (Siglo XXI), Crecer y pensar (Laia), Niños y máquinas. Los ordenadores y la educación (Alianza).
Descubrir el pensamiento de los niños
Juan Delvalpsicología y psicoanálisis
Las explicaciones infantiles de la realidad no son una copia directa de las ideas de los adultos, sino que presentan una enorme originalidad. Niñas y niños tratan de dar sentido al mundo que los rodea a partir de una información fragmentaria al mismo tiempo que aplican sus instrumentos intelectuales en formación. El resultado son concepciones que tienen un enorme interés para el psicólogo y para el educador, pues determinan cómo entienden lo que se les enseña en la escuela y fuera de ella. Pero no resultan fáciles de estudiar, pues se trata de ideas sólo parcialmente elaboradas y que, al mismo tiempo, resultan tan evidentes para los sujetos que las usan que no se sienten obligados a expresarlas. El psicólogo suizo Jean Piaget abrió nuevas perspectivas para la comprensión de la infancia y puso de manifiesto la riqueza de la mente infantil. Para ello utilizó un método que llamó clínico, que consiste en conversaciones abiertas con los niños mientras explican algún problema o realizan alguna tarea. Buena parte del éxito de sus estudios se debe a la aplicación de ese método, guiado por unas buenas hipótesis. Sin embargo, se ha escrito muy poco sobre el método, siendo ésta una de las escasas obras existentes y el primer libro sobre el tema que se publica en nuestra lengua. Su objetivo es iniciar al lector en la práctica del método, aportando numerosos ejemplos tanto sobre la realización de entrevistas como respecto al análisis de los datos, lo que facilitará la comprensión de cómo piensan los niños. Por ello será una obra de interés no sólo para los que pretenden realizar sus propios estudios, sino para todos los que tienen contacto con la infancia y procuran comprender mejor la forma de entender el mundo de niños, niñas y adolescentes.
Los niños y Dios
Irene Murià Vilapsicología y psicoanálisis
¿Qué ideas tienen los niños y adolescentes sobre el mundo del más allá? ¿Cómo se imaginan a Dios, el origen del universo, de la Tierra y de las cosas? ¿Conciben la existencia de otra vida después de la muerte? Podría pensarse que lo que piensan los niños constituye una simple reproducción de las ideas de los adultos y de lo que se les enseña, pero no es así, y cuando tratamos de averiguar cómo se representan estos asuntos encontramos una riqueza sorprendente en sus contestaciones, que no deja de maravillarnos.
En este libro Juan Delval, investigador español, e Irene Murià, investigadora mexicana, realizan un estudio comparando las concepciones de niños españoles y mexicanos sobre la vida espiritual y los orígenes de las cosas en el que comprueban que los niños y adolescentes modifican los conocimientos que se les transmiten y elaboran concepciones propias, que se van modificando con la edad, de acuerdo con su desarrollo intelectual. Nos muestran cómo pasan de ideas simples, ingenuas y fantásticas, pero al mismo tiempo llenas de elementos concretos, a concepciones mucho más abstractas y personales, en las que Dios se convierte en una idea interna, que en muchos casos se identifica con la conciencia. Se muestra también cómo conviven las explicaciones científicas sobre el origen del universo y de los seres vivos recibidas en la escuela con las creencias religiosas, y cómo eso produce conflictos que no siempre se consiguen resolver.
El desarrollo humano
Juan Delvalpsicología y psicoanálisis
El lector interesado en conocer cómo se produce el desarrollo humano, cómo se construye el psiquismo, dispone de una abrumadora bibliografía. El profesor Delval, al elaborar esta obra sobre el desarrollo humano, asume la tarea de presentar el tema con encomiable sencillez, con la finalidad de que resulte accesible a aquellas personas que, sin tener conocimientos de la materia, o disponiendo sólo de conocimientos dispersos y fragmentarios, buscan una visión más unitaria: se trata, pues, de una obra válida para los estudiantes que se inician y para un creciente núcleo de lectores interesados por la génesis de las ideas.
Juan Delval dedica una gran parte de su tiempo a entender la conducta, a estudiar sus orígenes. Jean Píaget y Bärbel lnhelder han sido sus maestros y a su lado aprendió formas de trabajar y métodos clínicos. Este libro alumbra no pocos aspectos oscuros de ese arduo tramo que recorremos los seres humanos desde el nacimiento hasta la edad adulta. El autor ha dedicado gran parte de su tiempo a observar, anotar y filmar los progresos del niño/a en la dura tarea de organizar el mundo. Su actitud como investigador queda bien reflejada con sus propias palabras: <>.
El mono inmaduro
Juan Delvalpsicología y psicoanálisis
El desarrollo de los seres humanos es un fenómeno fascinante que todos podemos observar, pero que se aprecia mejor si tenemos algunos elementos para entenderlo. Se trata de un proceso que tiene una gran importancia pues es el que nos permite construir una naturaleza social sobre nuestra naturaleza animal.
El desarrollo humano presenta bastantes semejanzas, pero también importantes diferencias, con el de otros animales por lo que es muy ilustrativo relacionarlo con él. Una de nuestras características destacadas es que nacemos inmaduros, como sin terminar, lo que nos hace más dependientes pero al mismo tiempo nos permite llegar más lejos. Somos más inmaduros que otros primates y de adultos continuamos manifestando conductas que en otras especies son infantiles, como seguir jugando o mantener la curiosidad por aprender cosas nuevas. Por eso podemos decir que somos un primate inmaduro.