El modelo político francés

Pierre Rosanvallon
historia y cultura
$305
La Revolución Francesa instala en el imaginario político occidental una de las concepciones más formidables y extendidas de la democracia moderna. Dos ideas complementarias la organizan. Por un lado, la construcción de una colectividad política sobre la base de una “voluntad general” única e indivisible. Por otro, su contrapartida: el ciudadano moderno, cuya naturaleza individual sólo puede ser concebida en comunión con esa totalidad que se proclama homogénea. La Revolución Francesa convirtió esta convicción en norma, al prohibir la existencia de cualquier tipo de cuerpo intermedio entre los ciudadanos y la Asamblea, lugar de la encarnación de la voluntad general. En su estudio del modelo político francés, Pierre Rosanvallon asocia esta imagen de la democracia, fuertemente enraizada en Rousseau, con el “modelo jacobino”. Así, recorre más de dos siglos de historia francesa, y sigue los cambios sociales y normativos más amplios y profundos a la luz de la pregunta que obsesionó a sus actores: cómo hacer compatible esa mirada tan radical de la democracia con una sociedad en la que no sólo quedan rastros de antiguas formas corporativas de organización de lo social, sino que permanentemente crea otras formas corporativas nuevas. Este es el nudo de un texto que, sobre la base del análisis del caso francés, se embarca en una profunda reflexión sobre algunos de los problemas centrales de la democracia moderna en Occidente. El modelo político francés es un libro clave en la vasta obra de Rosanvallon, ya que condensa una larga serie de investigaciones tratadas extensa pero fragmentariamente en sus libros anteriores. Justamente por eso, ofrece una visión sintética y de conjunto de un problema crucial de la democracia moderna: la relación entre la política y la sociedad, a partir de las visiones y convicciones que inaugura la Revolución Francesa. Luciano de Privitellio

Manual de la criminalística moderna

Alain Buquet
criminología y derecho
$490
Disciplina activa en un campo muy vasto: crimen organizado, terrorismo, fraude, etc., la criminalística es la ciencia aplicada a la investigación de la prueba. Con ayuda de gráficas y de ilustraciones expresivas, esta obra didáctica, concreta y metodológica explica cómo las ciencias legales y la alta tecnología (ADN, láser, química refinada, etc.) operan al servicio de la policía y de los magistrados, en su lucha contra todas las formas mayores de criminalidad. Este manual es uno de los primeros y más importantes que se publican en el último decenio. Presenta de manera detallada la criminalística tal como se practica actualmente en algunos países europeos, lo mismo que en el mundo anglosajón (forensic sciences). Alain Buquet es ingeniero del Conservatorio Nacional de Artes y Oficios de Francia, doctor en ciencias físicas, experto agregado de la Corte de Casación. Sus estudios científicos publicados principalmente en la revista de la OIPC-lnterpol, son autoridad.

Nunca fuimos modernos

Bruno Latour
otros futuros posibles
$480
Contaminación de los ríos, embriones congelados, virus del sida, agujero de ozono, robots... ¿Cómo comprender estos "objetos" extraños que invaden nuestro mundo? ¿Proceden de la naturaleza o de la cultura? Hasta aquí, las cosas eran simples: para los científicos, la gestión de la naturaleza; para los políticos, la de la sociedad. Pero esta división tradicional del trabajo no puede explicar la proliferación de híbridos. De ahí el sentimiento de pavor que generan y que los filósofos contemporáneos no consiguen disipar. ¿Y si hubiéramos tomado el camino errado? De hecho, nuestra sociedad moderna nunca funcionó de acuerdo a la gran división que sustenta su sistema de representación del mundo: la que opone radicalmente la naturaleza a la cultura. En la práctica, los modernos no dejaron de crear objetos híbridos, que proceden tanto de la una como de la otra y que se niegan a pensar. Nunca fuimos verdaderamente modernos, y hoy en día, para comprender nuestro mundo, hay que cuestionar ese paradigma fundador. Traducida a más de veinte lenguas, Nunca fuimos modernos renovó profundamente los debates en la antropología en tanto modificó por completo la división entre naturaleza en singular y culturas en plural. Al ofrecer una alternativa al postmodernismo, Bruno Latour abrió nuevos campos de investigación y brindó a la ecología posibilidades políticas inéditas.