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Historia de las religiones Vol. 8
Henri-Charles Puechhistoria de las religiones
El estudio científico de los hechos religiosos en sí y por sí, simplemente como hechos humanos accesibles a la observación humana, rechazando prejuicios y absteniéndose de juicios de valor, inevitablemente pone en juego y en definitiva termina por poner en cuestión a la religión en sí misma. Esta es sin duda la explicación última de la carrera azarosa y amenazada que ha seguido hasta aquí la historia de las religiones. Institucionalizadas hace mucho a todos los niveles y en todos los países las historias del arte, la literatura, la filosofía, la historia de las religiones ha vivido en precario, y hoy, cuando parece como si el recelo o el declarado temor que inspiró en otro tiempo ese saber innecesario se hubiera superado ya, otro obstáculo mayor se alza en su camino: el escepticismo ante la viabilidad teórica, ante la autonomía de la historia de las religiones.
La conciencia permanente de esa precariedad de su autonomía no es el menor de los méritos de la Historia de las Religiones que hoy presenta Siglo XXI. Tiene otros señalados. Es completa y fiel: examina una a una todas las religiones pasadas y presentes en su plena complejidad y singularidad. Llega más al fondo y al detalle de lo que han llegado hasta ahora las obras de su género: junto a las informaciones probadas y seguras, incorpora los más recientes descubrimientos, discute las opiniones actuales, avanza hipótesis nuevas. A la vez, ofrece un sugestivo panorama de las tendencias ahora vigentes en el ámbito de los estudios histórico-religiosos. No es un manifiesto de escuela: cada uno de los autores que han contribuido a esta obra sigue su propio método, expresa las opiniones que le ha inspirado la práctica de su especialidad. Mas en una cosa todos coinciden: enmarcar la religión que estudian en las condiciones materiales, políticas y sociales de su tiempo. Dicho de otro modo: todos se esfuerzan por reconstruir la historia de las religiones en el marco de la historia general.
El catolicismo postridentino. Las misiones católicas. Las misiones protestantes. La religiosidad no conformista de Occidente. El esoterismo cristiano de los siglos XVI al XX. El espiritismo y la sociedad teosófica. La francmasonería.
El moderno sistema mundial III
Immanuel Wallersteinhistoria
La aparición en inglés del primer volumen de El moderno sistema mundial supuso en 1974 el comienzo de una verdadera revolución en la historiografía y un fuerte impulso al renacimiento de la sociología histórica. Más allá de las discrepancias y las polémicas a las que ha dado y está dando origen, esta obra es ya un clásico. Su argumento central es que el moderno sistema mundial toma la forma de una economía-mundo capitalista, que tuvo su génesis en Europa en el largo siglo XVI e implicó la transformación de un modo de producción tributario o redistributivo específico, el de la Europa feudal, en un sistema social cualitativamente diferente. Desde entonces, la economía-mundo capitalista se ha extendido geográficamente hasta abarcar todo el globo; ha seguido un modelo cíclico de expansión y contracción y una localización geográfica variable de los papeles económicos (el flujo y el reflujo de las hegemonías, los movimientos ascendentes y descendentes de los distintos centros, periferias y semiperiferias), y ha sufrido un proceso de transformación secular, incluyendo el avance tecnológico, la industrialización, la proletarización y el surgimiento de una resistencia política estructurada al propio sistema, transformación que está aún en marcha. Este tercer volumen de El moderno sistema mundial abarca lo que Wallerstein llama "segunda era de la gran expansión de la economía-mundo capitalista", de 1730 a 1850. En él se estudian la llamada revolución industrial inglesa, la revolución de independencia estadunidense, la revolución francesa y la independencia de los países sujetos hasta entonces a la corona española, en función siempre del desarrollo de la moderna economía burguesa. Estos acontecimientos representan un fortalecimiento y una consolidación del sistema capitalista mundial, en el que se suprimen las fuerzas populares y su potencial queda constreñido a las futuras transformaciones políticas: habrá que esperar al siglo XIX para presenciar cómo esas fuerzas populares constituyen toda una nueva estrategia de lucha.