Azucena Galettini
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¿Por qué tomarse la molestia de hacer elecciones?
Adam Przeworskiderecho y polÍtica
¿Qué es razonable esperar de las elecciones en el mundo real, en que los mercados distribuyen de manera desigual los ingresos y en que los políticos hacen su mejor esfuerzo para perpetuarse en el poder? ¿Podemos hablar de elecciones en casos en que se debe optar entre dos variantes de lo mismo? ¿Es suficiente con que una mayoría de votantes considere que algo es lo mejor para todos? ¿Por qué los comicios tal como los conocemos son "el menos malo de los mecanismos" para elegir a quienes nos gobiernan? Con enorme solvencia, Adam Przeworski, uno de los principales politólogos de la época contemporánea, nos guía por todas las peripecias de los países y sus ciudadanos a la hora de decidir quiénes guiarán sus rumbos. Así, entran en juego las desigualdades económicas, los trucos, engaños y virtudes de los políticos o los sentimientos de nacionalidad, tanto como un repaso de las principales teorías de la política, el derecho y la sociedad, de Montesquieu y Condorcet a Kelsen y el neoconservadurismo. De Inglaterra a Zimbabue, de Hong Kong a México, Przeworski concentra en estas páginas, con la claridad expositiva de un manual de fácil lectura, un exhaustivo y atrapante estado de la cuestión sobre las elecciones. Como sucede en Qué esperar de la democracia, que inauguró esta colección en Siglo XXI, este libro no sólo es una riquísima fuente informativa sobre el tema, sino también un ejemplo del método intelectual de Przeworski: no tomar por obvio lo que parece serlo, y hacerse las preguntas que otros dejan pasar de largo. Así, el autor explica en estas páginas por qué no podemos esperar mayor justicia de las elecciones, que tienden a ser impotentes frente a muchos de los principales obstáculos que enfrentan, y por qué son en general incapaces de concretar los ideales que les dieron origen como base de los sistemas democráticos. Pese a todo -argumenta Przeworski-, los comicios son un método irrenunciable, entre otras razones porque apuntan a procesar de manera pacífica los conflictos en sociedades con profundas divisiones.