Niños felices
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La vida afectiva
Luis Gadea de Nicolássalud y sociedad
Este libro propone que aprendamos a amar y que sea eso, precisamente, lo que enseñemos a nuestros hijos. Demanda que todos transitemos el camino que va del amor narcisista —amor que sólo considera la satisfacción propia— al amor verdadero —comprometido con el bienestar y la felicidad del otro— para seguir creciendo hasta alcanzar el estado de amor universal que abarque a toda la humanidad, a la naturaleza plena. Una actitud profunda de reverencia hacia la vida.
Sostiene que la construcción de la autoestima es la meta de la educación y que ningún niño podrá sentirse amado si no experimenta genuino amor ni podrá sentirse respetado si no vive con genuino respeto. También explica cómo educar niños que sepan obedecer y reconozcan y acepten límites sensatos, pero también niños que sepan desobedecer órdenes injustas y aprendan a lidiar con el abuso y el autoritarismo. Niños y niñas inteligentes que sepan decir sí y no. Sobre todo, se ocupa del desarrollo del sentido de obligación moral: de la educación de niños buenos, justos y nobles por convicción, no por temor.
El libro también trata de la educación sexual y sostiene que educar una sexualidad sana es educar para el amor.
Es mi libro favorito, mi libro de consulta, mi "biblia azul".
Una madre de familia
En mi escuela amamos el cuento "libemor" y todos los años se lo leemos a los padres de familia al principio del año escolar.
Una directora de escuela