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Antologías de la revista Ciencias Vol. 4

Alfredo López Austin
ciencia y técnica
$230
Son múltiples las formas en que una sociedad se relaciona con su entorno, la manera como lo concibe, lo representa, lo explica, cómo obtiene su sustento y asegura su supervivencia y continuidad. En ello radica la inmensa diversidad cultural que hay y ha habido en el planeta. Mesoamérica no es la excepción. Un territorio en donde florecieron más de doscientos pueblos, entre los que sobresalen olmecas, teotihuacanos, huastecos, otomíes, mayas y mexicas, y en donde, en la parte que corresponde a México, hoy día viven casi sesenta, con diferentes lenguas y características propias; un caleidoscopio de culturas que aún mantienen su modo de vida y una serie de rasgos que los sigue distinguiendo. La manera de cultivar, de preparar sus alimentos, de trasladarse, de labrar piedras y minerales, de levantar los centros ceremoniales cuya magnificencia se percibe todavía, con sus muros finamente decorados, testimonios de elaborados rituales y de una organización social de gran complejidad estrechamente entrelazada al mundo circundante, todo ello es muestra del conocimiento tan amplio que estos pueblos tenían del mundo, indisociable de su idea propia del cosmos. Su conformación fue un proceso que implicó una constante observación y vinculación profunda con astros, estrellas, vientos, lluvias, montañas, ríos, cuevas, animales y plantas, a lo largo del cual éstos fueron adquiriendo cualidades que los singularizan y acercaban a los humanos, incluso con el estatuto de personas. Así se fue imbricando lo técnico, en sentido amplio, no sólo de los instrumentos, con lo mental, emergiendo explicaciones, mitos, representaciones y rituales que forman parte indisociable de la acción humana en el cosmos, fuente de la pléyade de elementos que lo componen. En este segundo volumen sobre el conocimiento mesoamericano, especialistas de distintas disciplinas proporcionan datos e interpretaciones sobre el tema, siempre en forma accesible, permitiéndonos comprender y admirar ese universo cultural de ex­traordinaria complejidad y belleza, que aún resplandece y se renueva incesantemente.