Historia de la cuestión agraria mexicana
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Historia de la cuestión agraria mexicana
Everardo Escárcega Lópezhistoria de la cuestión agraria mexicana
Es indudable que uno de los procesos económicos, políticos y sociales más importantes de la etapa posrevolucionaria de México lo constituyó la aplicación de la reforma agraria. Iniciado en 1935, este proceso habría de transformar las caducas estructuras rurales subsistentes desde la época colonial, al mismo tiempo que propiciaría la modernización de las actividades agropecuarias y forestales. Las pautas marcadas por Lázaro Cárdenas, en este como en otros órdenes del desarrollo económico nacional, justifican la calificación de parteaguas histórico con que se rubrica este volumen. Se analizan también los diversos componentes del proyecto de contrarreforma agraria, sepultado en el panteón de la historia durante este crucial período.
El intenso reparto ejidal realizado en cinco años abatió a grado sensible la presión de las masas rurales demandantes de tierras; tal hecho habría de propiciar la aplicación de una segunda etapa de la reforma agraria. Esta nueva fase de un mismo proceso se distingue por la continuidad en la distribución de las tierras pertenecientes a la nación y los particulares, aunque esta vez en forma de propiedad privada hasta ser destruido totalmente el sistema latifundista.
Los temas referentes a la mecánica del reparto cardenista y sus antecedentes inmediatos, así como las primeras transformaciones económicas que éste provocó, son abordados en este volumen por dos de las personas con mayores conocimientos sobre la materia.
El profesor Everardo Escárcega López desarrolla lo referente al proceso de distribución de tierras desde enfoques bastante singulares e interesantes, dejando traslucir su gran experiencia de funcionario del ramo agrario en donde ocupó varias direcciones generales. En la actualidad, desempeña el cargo de subdirector del Centro de Estudios Históricos del Agrarismo en México.
Saúl Escobar, licenciado en economía egresado de la UNAM, plantea en la introducción general del volumen los aspectos económicos de la cuestión agraria del período. Escobar se desempeña actualmente como investigador de tiempo completo en el INAH; es autor de varios interesantes trabajos publicados en el Fondo de Cultura Económica, las revistas Nexos e Historias.
Historia de la cuestión agraria mexicana
Enrique Montalvohistoria de la cuestión agraria mexicana
Sin duda, uno de los principales protagonistas -si no el más importante- del origen, desarrollo y desenlace de la Revolución mexicana ha sido el campesinado, o la sociedad rural en su sentido más amplio. En efecto, desde las luchas por la Independencia en 1810 hasta la consolidación del moderno Estado mexicano en el primer tercio del presente siglo, este sector social se ha caracterizado por su omnipresencia; bien porque en su nombre unos se han encaramado al poder o bien porque ha conseguido expulsar a los tiranos al sitio que les corresponde. Este comportamiento, sin embargo, no ha manifestado siempre un carácter revolucionario, en el amplio sentido del vocablo, o para decirlo en sus justos términos, en el del cambio de las estructuras sociopolíticas que lo oprimen. Más bien, dicha presencia se ha distinguido por su amoldamiento a las circunstancias prevalecientes. Así, encontramos al campesinado luchando algunas veces en favor de sus opresores; otras, en su contra. Y en la mayoría de las ocasiones demostrando una aparente indiferencia frente a los cataclismos sociales. No obstante, la sociedad rural continúa ahí: expectante, cuestionadora y, por lo general, huraña hacia quienes pasan frente a ella sin dejar de echarle una mirada.
Ese continuo acecho de la sociedad rural hacia todo lo que le resulta extraño constituye, quizás, el carácter más auténtico de su razón de ser: "zona sagrada" por la cual da la vida ante cualquier intento de profanación. En la historia de la Revolución mexicana, la intensidad y el carácter de este acecho rural se manifestaron de un modo disparejo -bastante disparejo, para ser precisos- a lo largo y ancho del país.
En el campo del análisis historiográfico, esta aparente obviedad nos permite establecer un par de consideraciones. Primero, que podemos hablar de "regiones revolucionarias" con sus respectivas especificidades, como fueron sus caudillos, sus caciques y sus ejércitos; y segundo, que a partir de esta circunstancia es posible discernir sobre el peso específico que las diferentes clases y grupos sociales ejercieron tanto en la explosión como en el derrotero que la Revolución mexicana habría de seguir.
Por lo que toca a este último punto, la presente obra aporta la información necesaria para desmitificar el pretendido carácter popular, y sustancialmente campesino, que la historia oficial asigna al movimiento armado de 1910. De acuerdo con los datos y la reflexión aportados por los autores de este libro, podemos afirmar, por un lado, que no existió una causa única, o una de mayor peso que actuara como detonador del movimiento armado; y, por otro, que la presencia de un sector medio, sobre todo empresarial, localizado en el norte del país, fue el que socavó militar y políticamente al régimen porfirista. Esta conclusión no niega, sin embargo, la extraordinaria participación de los ejércitos eminentemente rurales. Con tal propósito, en el cuerpo de la presente investigación se marcan los límites geográficos e ideológicos del zapatismo, principal protagonista campesino en los destinos de la nación.
A tales fines se dedican precisamente los temas fundamentales de esta obra, a saber: el escenario económico en el porfirismo, las regiones revolucionarias, los rancheros chihuahuenses, los ingredientes ideológicos de la Revolución y el papel de los caciques y los caudillos en la cristalización del naciente Estado revolucionario.
Óscar Betanzos se desempeña actualmente como profesor en la ENEP-Acatlán; Enrique Montalvo es investigador del INAH; Jane Dale Llyod labora como profesora e investigadora en el Departamento de Historia de la Universidad Iberoamericana; Pedro González es investigador del ClDE y profesor en la Facultad de Economía de la UNAM.
Historia de la cuestión agraria mexicana
Enrique Montalvohistoria de la cuestión agraria mexicana
Los años que van de 1920 a 1934 están marcados por dos grandes procesos sociales. El primero, constituido por la definición de una política agraria fundada en la modernización y en el respaldo y apoyo a la propiedad privada de la tierra, siempre y cuando se garantizara la posibilidad de elevar la productividad. Este modelo de reordenamiento se realizó como parte del programa político de los sectores que triunfaron en la Revolución mexicana, a saber: los grupos norteños encabezados por Obregón y Calles.
El segundo proceso hunde sus raíces en la historia inmediata que antecede a la Revolución, y al mismo tiempo es la respuesta a la acción estatal instrumentada a partir del gobierno de Obregón. Este proceso queda definido por un sinnúmero de rebeliones y demandas campesinas en las diversas regiones del país, por la inconformidad con las políticas estatales y las acciones de los grandes propietarios. Es éste, precisamente, un episodio que ha permanecido silenciado, oculto bajo las imágenes apologéticas de la Revolución, y que apenas hoy comenzamos o conocer y a valorar en su justa dimensión.
En este sentido llama la atención el contraste entre la política agraria estatal, en muchos casos contraria a los intereses de los campesinos, y la participación masiva de éstos en la Revolución mexicana. En efecto, el campesinado, que sacrificó los mayores contingentes en la lucha armada, fue, luego de la estabilización del régimen posrevolucionario, el menos beneficiado, pues muchos agravios e injusticias permanecieron en el campo después de la Revolución, como la evidencia, la inconformidad de los zapatistas después de la muerte de su líder, las reiteradas exigencias del ala popular radical de la Revolución mexicana, la guerra cristera y el malestar social generalizado en los últimos años del Maximato, período que algunos comparan, en lo que toco al nivel de vida en el campo, con el porfirismo.
En estas condiciones, los gobernantes revolucionarios parecieron más dispuestos a fomentar una restauración de muchos de los rasgos del porfiriato que a impulsar una transformación agraria. El único cambio, efectivamente de fondo, consistió en que los grandes propietarios no podían ya ejercer el poder que detentaban antes de la Revolución. Ahora, la nueva élite política abusaba de sus atribuciones y se erigía también como terrateniente.
La preocupación principal que anima esta obra consiste en recuperar los rasgos fundamentales de la política estatal y de las luchas agrarias, dar cuenta al mismo tiempo del cúmulo de confrontaciones que en esos años se generaron en torno a la problemática agraria, como aspecto definitorio del desarrollo y el futuro nacional, y reflexionar sobre la importancia del campo en la organización e institucionalización del ejercicio del poder político.
Enrique Montalvo se desempeña actualmente como investigador del ClDE y profesor en la Facultad de Economía de la UNAM; José Rivera Costra es profesor-investigador en la UAM y profesor en la División de Historia de la UNAM; Óscar Betanzos labora como profesor en la ENEP-Acatlán.
Historia de la cuestión agraria mexicana
Julio Moguelhistoria de la cuestión agraria mexicana
Este volumen estudia la cuestión agraria en sus aspectos propiamente políticos para el período 1950-1970. En diferentes planos y niveles, los autores analizan las acciones gubernamentales de reparto agrario y de desarrollo agropecuario, en lo que éstas expresan como efecto o resultado del conflicto social o como definición de una determinada concepción de política de Estado. La forma en que el movimiento social se expresa y se despliega en el periodo cobra en este texto una importancia relevante. En su base, tal énfasis en las luchas populares tiene que ver con una idea que cruza la redacción del conjunto de los materiales que se presentan: lo de la necesidad de desconstruir la historia común y oficializada del periodo, en la que lo que sucede aparece como una simple derivación o resultado de lo que hace o deja de hacer tol o cual régimen de gobierno. La desconstrucción obliga entonces a la elaboración de un nuevo ensayo de interpretación, en el que los sujetos sociales, externos al Estado o que lo cruzan con sus luchas, cobran un papel fundamental. Julio Moguel es profesor-investigador de la Escuela Nacional de Estudios Profesionales, UNAM; Hugo Azpeitia es investigador de tiempo completo del Centro de Investigaciones y Estudios en Antropología Social (CIESAS); Rosario Robles es profesora de tiempo completo de la Coordinación de Investigaciones Económicas y Sociales de la Facultad de Economía, UNAM / Hubert C. de Grammont es investigador de tiempo completo del Instituto de Investigaciones Económicas de la UNAM.
Historia de la cuestión agraria mexicana
Marcel Morales Ibarrahistoria de la cuestión agraria mexicana
El proceso de ajuste del agrarismo en sus dos integrantes simbióticos, el ejido y la pequeña propiedad, a las exigencias del incipiente desarrollo capitalista, es con mucho lo más relevante durante la década de los cuarenta. Los propósitos de frenar y revertir la reforma agraria nacieron con ella misma, pero sólo entonces se concretaron en poderosas fuerzas que ya no lo combatían en nombre de un retorno al porfirismo sino de la transformación capitalista. Parte de tal cambio en las corrientes antagónicas del agrarismo radical fue que predominó la preocupación por encontrar formas de adecuar el ejido a los propósitos capitalistas, más que combatirlo a muerte.
Lo que destaca del agrarismo en el lapso que se estudia en el presente volumen es la indeclinable lucha campesina y social por defenderlo y hacerlo avanzar a toda costa en medio de los fuertes desequilibrios de la segunda guerra mundial y de las exigencias sociales para la industrialización de México. Años que se han denominado, con evidente moderación, de acumulación salvaje.
Es natural que ajustes de esta naturaleza en el agrarismo hayan estado envueltos en violencia. Se gestaron movimientos de resistencia, algunos de importancia nacional, aunque menos numerosos de lo que podría esperarse, lo cual se atribuye en gran medida a los efectos desmovilizadores que tuvo el gran reparto cardenista y, en su medida, el del avilacamachismo y el alemanismo. No menos importante fue la conmoción nacional que produjeron los primeros pasos de la industrialización de México, su urbanización y los infinitos cambios sociales, económicos, políticos y culturales en la vida cotidiana.
Sergio de la Peña es investigador del Instituto de Investigaciones Sociales de la UNAM y profesor de la División de Estudios de Posgrado de la Facultad de Economía. Marcel Morales se desempeña actualmente como investigador del Programa Nacional de Alimentos y es candidato a doctor en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM.
Historia de la cuestión agraria mexicana
Julio Moguelhistoria de la cuestión agraria mexicana
Este volumen aborda el estudio de la economía del sector agropecuario en el período 1950-1970. Julio Moguel introduce el tomo con un ensayo de interpretación general que presenta en sus rasgos fundamentales lo lógico del desarrollo del sector en los años correspondientes, en un esfuerzo por establecer los claves teóricas fundamentales de tal desenvolvimiento. Rosario Robles desarrolla una investigación sobre un tema que tradicionalmente ha sido subestimado o ignorado en la literatura correspondiente, a saber, el que da cuenta de las enormes transferencias que, provenientes de la agricultura y canalizadas a través del Estado, capitaliza en tales años el sector industrial y otros sectores por la vía de apropiarse -mediante los impuestos a la exportación una parte sustancial de la renta diferencial generada a través de las intercambios internacionales. Robles desarrolla, además, un estudio sobre las formas de explotación del trabajo en las condiciones de la fase extensiva de la acumulación de capital, particularmente de aquellas que corresponden al trabajo asalariado y a su estrecha vinculación -vía migraciones- con la economía campesina, y completa su colaboración en este tomo con el análisis de otros aspectos de la economía agropecuaria. Blanca Rubio se aboca a estudiar el desarrollo económico general del sector en los años correspondientes, intentando dilucidar algunas de las claves de la crisis estructural del sector agropecuario en la década de los sesenta.
Julia Moguel y Blanca Rubio son actualmente profesores e investigadores de la Escuela Nacional de Estudios Profesionales, ENEP Acatlán, UNAM; Rosario Robles es profesora de tiempo completo de la Coordinación de Investigaciones Económicas y Sociales de la Facultad de Economía en la UNAM.
Historia de la cuestión agraria mexicana
Julio Moguelhistoria de la cuestión agraria mexicana
El primer volumen de este tomo aborda el estudio de la economía rural para el período 1970-1982. También, para los mismos años, la política gubernamental en el área agropecuaria, particular- mente en lo referente al sistema alimentario nacional, problemática central y gozne del proceso de transformaciones estructurales iniciado en México desde finales de la década de los sesenta y principios de los setenta.
¿Cómo caracterizar la crisis de la agricultura mexicana perfilada desde aquellos años? ¿Cuáles las tendencias y condiciones que la presentaron desde entonces como una crisis estructural? ¿Era real y factible en aquel tiempo previo al estallamiento de la conflagración económica de 1982 pretender la autosuficiencia alimentaria y, con ella, reconstruir los tradicionales vínculos de alianza entre el Estado y los campesinos? ¿O era sólo una herencia populista que el gobierno lopezportillista no se atrevió o no quiso eliminar de tajo por sus titubeos e inconsecuencias? ¿Qué reclamos hacía a nuestro país la modernización capitalista mundial y cuáles fueron las vías finalmente escogidas? Estas y otras preguntas cobran cuerpo en los textos de este volumen, y se adelantan respuestas que cobran vida y se inscriben en el actual debate nacional.
Julio Moguel y Blanca Rubio son profesores e investigadores de la Escuela Nacional de Estudios Profesionales de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM); Hugo Azpeitia es investigador del Centro de Investigaciones y Estudios en Antropología Social (CIESAS), Magda Fritscher es profesora e investigadora de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM); Jonathan Fox es profesor e investigador del Massachusetts Institute of Technology (MIT).