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Utopística
Immanuel Wallersteinel mundo del siglo xxi
¿Utopías? ¡Utopística? ¿Se trata de un juego de palabras? No lo creo. Utopía, como todos sabemos, es una palabra acuñada por Tomás Moro y significa literalmente “ninguna parte”. El verdadero problema con todas las utopías no es sólo que no han existido en ninguna parte hasta el momento, sino que parecen sueños celestiales que nunca podrán hacerse realidad en la Tierra. Las utopías cumplen funciones religiosas y a veces también son mecanismos de movilización política. Pero políticamente tienden a fracasar, ya que son generadoras de ilusiones y -cosa inevitable- de desilusiones. Las utopías pueden usarse -y se han usado- como justificaciones de terribles yerros. Lo último que necesitamos son más visiones utopísticas.
A lo que me refiero con la palabra “utopística”, que inventé como sustituto es algo muy diferente. Es la evaluación seria de las alternativas históricas, el ejercicio de nuestro juicio en cuanto a la racionalidad material de los posibles sistemas históricos alternativos. Es la evaluación sobria, racional y realista de los sistemas sociales humanos y sus limitaciones, así como de los ámbitos abiertos a la creatividad humana. No es el rostro de un futuro perfecto (e inevitable), sino el de un futuro alternativo, realmente mejor y plausible (pero incierto) desde el punto de vista histórico, Es, por lo tanto, un ejercicio simultáneo en los ámbitos de la ciencia, la política y la moralidad.
I. Wallerstein