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Razón e incertidumbre
Carlos Peredafilosofía
Hay ataques que matan, pero también hay defensas que matan. Tales ataques y defensas, cuando se dirigen a un mismo asunto, suelen poseer presupuestos similares, incluso un modelo común para reconstruir aquello a que aluden. Si atañen a la razón, estos ataques y defensas que matan tienden a compartir un concepto común, un concepto austero de razón cuyo modelo de funcionamiento es el algoritmo.
Con frecuencia, a partir de ese concepto se desencadena lo que podemos llamar una "sofística de la irracionalidad" no pocas veces incontenible: se comienza por defender procesos racionales tan estrictos, tan fuertes que, tarde o temprano, el incumplimiento de esas promesas desproporcionadas hace sospechar de cualquier intento racional de decir o actuar, por humilde que éste sea. Una vez más asistimos a los efectos de la peligrosa "sofística del todo o nada": en este caso, o disponemos de una razón austera o no nos queda más que el ''todo vale": el relativismo en sus diferentes formas, cuando no el alarmante escepticismo.
Sin embargo, no hay por qué aceptar esta alternativa; el ejercicio de la razón no tiene por qué excluir la incertidumbre y reducirse a lo indubitable.
Encontramos racionalidad en donde encontramos argumentación, y ésta se dice de muchas maneras: hay diferentes esquemas argumentales y varias posibilidades de formular un ataque argumental o de respaldar una conclusión. Así, eliminar de la razón atributos tales como "criterios precisos, fijos y generales" o "creencias últimas en tanto fundamentos", y vincularla a la delicada aventura de los ciclos argumentales, despide a un concepto austero de razón, pero no despide a la razón. Por el contrario, le da la bienvenida a un concepto enfático de razón e invita a vivir con su incertidumbre, a enfrentarnos sin cesar con ella.