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La educación como imperialismo cultural
Martin Carnoyeducación
Hoy se nos presenta una explicación de la función de la instrucción escolar que implica que en las sociedades injustas, inequitativas y económicamente estancadas, la escuela ha proporcionado y sigue proporcionando los medios para la liberación individual y de la sociedad. El sistema de educación formal -según este modo de ver- neutraliza las inequidades e ineficiencias seleccionando objetivamente a los individuos inteligentes y racionales para los puestos más elevados en la jerarquía social, política y económica. En el presente estudio se argumenta que esta explicación induce a error. Su tesis es que los educadores, los sociólogos e historiadores han interpretado mal el papel de la escuela occidental en el Tercer Mundo y en los mismos países industrializados. Lejos de obrar como liberadora, la educación formal de Occidente llegó a muchos países como parte de la dominación imperialista. Era consecuente con los fines del imperialismo: el control económico y político de la gente de un país por la clase dominante de otro. El poder imperial intentaba, por medio de la educación escolar, preparar a los colonizados para las funciones que convenían al colonizador. Aun dentro de los mismos países dominantes, la educación escolar no borraba las desigualdades sociales. El sistema educativo no era más justo ni equitativo que la economía o la sociedad, porque la escuela estaba organizada para desarrollar y mantener en los países imperiales una organización intrínsecamente inequitativa e injusta de la producción y el poder político.