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Cartas cruzadas 1965-1979

Arnaldo Orfila
escuchar con los ojos
$355
Años turbulentos que no admiten la sola explicación de la guerra fría ni las presiones de Estados Unidos sobre México ni la personalidad agria de Díaz Ordaz. Hay un conjunto de factores, entre otros, el hecho de que la Revolución mexicana, resuelta en mito, no admitía críticas sino alabanzas. En ese ambiente turbio, enrarecido, sujeto a todas las pasiones, nacieron las cartas entre Carlos Fuentes y Arnaldo Orfila. El lector hallará en ellas el entusiasmo y la lucidez unidas. Fuentes muestra, a lo largo de esta correspondencia, su actitud vibrante y combativa. Está lleno de futuro. A Fuentes, sin duda, le hubiera correspondido, después de Octavio Paz, ocupar el cargo -meramente simbólico- de presidente de nuestra República de las Letras. Pero lo cierto es que Carlos Fuentes -y eso se advierte con entera claridad en estas cartas- siempre fue el embajador de nuestras letras. Sin duda, el mejor de los embajadores, el que abría las puertas de revistas y editoriales a los jóvenes, el que acudía en defensa de los intereses de las letras españolas y de América Latina. El atentado contra el FCE y su director sorprendió a Fuentes en Europa. En el FCE, el escritor había publicado ya La región más transparente y sus vínculos con Arnaldo Orfila Reynal habían sido, desde tiempo atrás, constantes. De inmediato y sin vacilar, Fuentes toma el partido de Orfila y, gracias a sus múltiples y excelentes relaciones, pide a sus amigos la colaboración más estrecha con la empresa editorial que surgía. Así, Julio Cortázar, Octavio Paz, K.S. Karol, por sólo mencionar algunos, deciden colaborar con Orfila en la aventura libertaria que fue Siglo XXI Editores, la editorial que en su solo nombre se abría hacia el futuro.

Cultura gastronómica en la Mesoamérica prehispánica

Alberto Peralta de Legarreta
antropología
$305
La cultura gastronómica de un grupo humano es uno de los medios más importantes para expresar su identidad y materializar su interpretación del cosmos que lo rodea. Lo comestible, aquello que pasa por una cocina y después llega al plato, se encuentra dotado de conocimientos y cultura desde el primer momento de su producción en el campo de cultivo y al pasar después por complejos métodos de selección que lo transforman históricamente en sujeto cultural. Al alimentarse y comer, el ser humano se caracteriza por ser un auténtico devorador de símbolos y significados. En los siglos que precedieron a la conquista de México floreció una cultura gastronómica única, llena de riqueza. Para los antiguos pueblos mesoamericanos la sacralidad del cosmos, la intervención de la divinidad y la participación activa del ser humano en lo alimentario resultaron indispensables para el desarrollo de una visión propia. Aquellas comunidades se relacionaron íntima y emocionalmente con la tierra, crearon técnicas agrícolas ingeniosas, eficientes y sustentables, concibieron utensilios y técnicas culinarias e implementaron complejas reglas de mesa que hoy en día constituyen parte esencial de la herencia gastronómica de México.