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Filosofía y revolución

Raya Dunayevskaya
filosofía
$285
La penetración total de la crisis mundial por la que atraviesan las sociedades contemporáneas ha creado un hambre apasionada por una filosofía de la liberación, por una teoría de la revolución que se apoya en la práctica social y la someta a una crítica despiadada, a la vez que provea a la misma práctica de una guía para la acción. Pero el hecho mismo de que la transformación de la realidad constituye el núcleo de la dialéctica hegeliana, explica que ésta resurja siempre de sus cenizas en todos los periodos de crisis y transición, en el momento en que la sociedad establecida ha sido minada y se constituyen los cimientos de un nuevo orden social. Marx, el descubridor de un continente de ideas totalmente nuevas, basó su filosofía de la liberación en la praxis del proletariado tanto como en la dialéctica de Hegel. Al inicio de la primera guerra mundial y ante el colapso tremendo de la social democracia alemana, Lenin sintió un impulso súbito al volver a la dialéctica hegeliana conforme cavaba cada vez más hondo en busca de un nuevo "concreto universal" que habría de abatir el capitalismo y establecer una sociedad totalmente nueva. Filosofía y revolución es, en lo esencial, un argumento poderoso en favor de la revalorización de la filosofía teórica de Hegel y de su aplicación con Marx y el último Lenin a la historia de la humanidad. Muestra cómo la incomprensión de lo que estos hombres propusieron ha llevado a los abusos del totalitarismo y cómo un entendimiento y una instrumentación adecuada de sus ideas resultará en un nuevo humanismo en el que el pleno desarrollo de todos los hombres será alcanzado sin la pérdida de la libertad. Raya Dunayevskaya demuestra, en una obra impresionante e informativa, que la teoría sólo puede desarrollarse plenamente cuando se asienta en lo que las propias hacen y piensan. Es por eso que el único camino a seguir para el reexamen de la crisis actual de la teoría debe ser lo que Trotski llamó "la moneda menuda de las preguntas concretas". No se puede partir de los absolutos místicos de Hegel, sino de los principios revolucionarios de Marx. Frente al vacío teórico actual, es preciso que la reflexión pase por lo que Hegel llamó "la seriedad, el sufrimiento, la paciencia y el trabajo de lo negativo".