Mariángeles Comesaña
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Evocación del 68
Fernando Solanasociología y política
1968 dejó huellas dolorosas. Sin embargo, dejó también, entre muchos mexicanos de diferentes generaciones y grupos sociales, una conciencia ofendida pero profundamente convencida de la necesidad de cambiar. De moderar el poder de la Presidencia. De abrir espacios a quienes pensaran distinto. De aprender a escuchar, a negociar y a respetar a quienes discreparan de uno, tal y como ocurría y ocurre en la Universidad.
1968 dejó la conciencia de la necesidad y la posibilidad de participar. Dejó el deseo profundo de conquistar el derecho de elegir, de coincidir o disentir. La escolaridad avanzaba lentamente, pero avanzaba. Y con ella el espíritu democrático de las nuevas clases medias nacionales.
México fue otro a partir de ese año. Poco tiempo después empezaríamos a ver el largo proceso de reformas constitucionales que habrían de llevarnos a terminar con el predominio indiscutido del Poder Ejecutivo sobre gobiernos estatales y municipales, sobre los partidos políticos y sobre los otros dos poderes de la Unión.
Es evidente que el proceso está lejos de haber concluido.