Magdalena Fleitas es música, musicoterapeuta, docente, escritora. En 2005, fundó la escuela artística Risas de la Tierra, donde despliega la pedagogía que comparte en este libro. En su práctica, integra educación, arte y salud, desde las infancias para toda la comunidad. Referente de la educación artística en la Argentina y Latinoamérica, maestra de maestros, sus capacitaciones expresan su particular abordaje pedagógico, de la práctica a la teoría, entre bailes, juegos, sentimientos e ideas transformadoras. Como artista, compuso más de doscientas canciones que resuenan por todo el mundo y actuó en las salas más importantes del país con gran reconocimiento de prensa y público. Con más de siete álbumes publicados, recibió dos premios Gardel. Participó en varios programas del canal Paka Paka, dio charlas TEDx y fue curadora del Espacio Infancia en el Centro Cultural Kirchner. Es autora de Crianza y arte, la magia de aprender y Barrilete de canciones. Poemas ilustrados. Además, comparte en sus redes videos, tutoriales y cancioneros para docentes y familias. Es mamá de Vicente y Santiago, le gustan las plantas, la cocina y las aventuras en la naturaleza. Se la pasa cantando de gira por la vida, con su guitarra, sus hijos y la gran familia de amigos que va creando a su paso.

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Una escuela en ronda

Magdalena Fleitas
educación que aprende
$470
Este libro anda por tres caminos que se cruzan y se encuentran, por suerte, muchas veces y amorosamente: el del lenguaje musical, el de las infancias y el de la vida en las instituciones educativas. Al recorrerlos, va sembrando un marco conceptual rico y profundo, pero sobre todo nos va ofreciendo un sinfín de ideas, recursos, canciones, historias y herramientas didácticas para trabajar en casa, en el barrio, en la plaza, en las escuelas, con niños y con grandes. Con sabiduría y generosidad, Magdalena Fleitas comparte los entretelones de un jardín en que el lenguaje musical y el arte dan forma a las rutinas, los proyectos y los vínculos entre docentes, directivos, niños y familias. Nos cuenta que cada momento tiene sus rituales, sus colores y sus sonidos. Nos deja espiar por la ventana las reuniones con docentes y la planificación de las actividades, y nos da permiso para curiosear sin apuro las cajas de tesoros con los que dar vida a cada propuesta que invita a aprender. Para eso, se nutre de su vastísima experiencia como formadora de formadores, directora, maestra, música y mamá. Una escuela en ronda abre las puertas al juego y a la exploración. Y para eso nos invita a bucear en nuestras propias fuentes: las canciones y los juegos de la infancia, aquello que nos emociona, y los conocimientos de la comunidad de la escuela, para conectarnos con la creatividad más profunda que habita en cada casa y en cada institución. Bienvenidos a esta aventura pedagógica que canta y baila, a esta escuela en ronda, en la que crecer es crecer con otros y descubrir la propia voz.